Eran las 20.35 horas. La adrenalina había bajado. No del todo, lógicamente, pero sí a niveles mínimamente aceptables. Se había sufrido, se superó un trance que podría haber sido dramático. Sandoval pasó por sala de prensa con lágrimas a punto de caer. Había hablado con compañeros de la radio, saludado a los 500 «locos» que habían apoyado desde allí arriba, desde la parte más alta de Vallecas y que se concentraban ahora en las vallas instaladas en la calle del Payaso Fofó. Saludó a unos y a otros. Y, de repente, se oyó una carrera. Era una de las hijas de José Ramón Sandoval, la pequeña, que saltó encima de su padre, que la tuvo que coger al vuelo y al que se agarró como un koala. Después llegó su hermana y el de Humanes daba besos a un lado y a otro. El momento hablaba mucho de lo que es Sandoval porque, a fin de cuentas, el entrenador del Córdoba no sabe -o no puede o no quiere- desligar el hombre, con todo lo que conlleva, del profesional del fútbol.

Así son sus equipos. Como explicábamos la pasada semana tras la dura derrota encajada ante el Huesca, este grupo es emocional. Ya lo era antes de la llegada del de Humanes, que lo que ha hecho ha sido darle una tuerca (¿Una? ¡Varias!) a un Córdoba que, instalado en el corazón, en la víscera, en el empuje, en la fe, en esos intangibles que en ocasiones dan resultado en el fútbol, se impuso en el campo del líder, el Rayo Vallecano, remontando un gol inicial de los franjirrojos y superando una primera parte que rozó, por momentos, el caos. Si no llegó a él fue gracias, fundamentalmente, a un jugador: José Antonio Reyes.

No se deja analizar fácilmente este Córdoba, que parece estar acongojado durante la primera media hora de encuentro. Acongojado por el nivel del rival, por la situación clasificatoria, por los cambios de nombres y dibujo constantes o porque, como recuerda constantemente Sandoval con su actitud, los que están ahí, al fin y al cabo, son humanos.

El caso es que el Córdoba salió arrugado, sin ideas y sin caminos. Al igual que hace siete días, los carrileros se convirtieron en laterales, aunque al contrario que hace una semana, más por demérito propio que por virtudes del rival. No supo aprovechar el conjunto blanquiverde esos carriles, con lo que el mediocampo se resintió, lógicamente, y por supuesto cualquier intento de construcción para, al menos, preocupar al adversario. Reyes se convertía en unas gotitas de lluvia en el desierto, pero la solana a la que sometió el Rayo al Córdoba fue de justicia. Anotó el gol apenas a los 10 minutos por medio de Raúl de Tomás, que aprovechó un regalo de Kieszek, aunque lo verdaderamente preocupante es que los franjirrojos habían montado dos contragolpes en sólo 10 minutos. Cinco en los primeros 20 minutos.

Quizás un ejemplo de esa congoja, con el marcador en contra y con los peores augurios cerniéndose sobre el futuro blanquiverde, se mostró en el minuto 20, cuando Aguado, solo ante Alberto García, disparó con el exterior, flojito, fácil para el exblanquiverde. Pero en el último cuarto de hora de ese primer acto el chaval comenzó a acompañar a Reyes y el Córdoba lo notó, aunque seguía siendo demasiado poco ante un Rayo que pareció dar muestras de suficiencia en ese momento. Lo pagaría después.

Porque tras el descanso, Sandoval entendió que necesitaba más gente en el medio y más fuerza. Lo primero lo solventó desplazando a Quintanilla al lateral y subiendo a Javi Galán -que por fin dejó de correr hacia atrás y hacia adelante sin rumbo claro-, mientras que minutos después daría un nivel superior introduciendo a Aguza -por fin- por Quim Araújo. Pero antes de eso, al salir de vestuarios, el Córdoba igualó la contienda tras una combinación de Reyes con Guardiola, que sirvió al segundo palo, a donde llegaba como una exhalación Fernández para empujar el tanto del empate.

El escenario cambió aún más a partir del tanto de la igualada. Guardiola pudo anotar tras un mal entendimiento entre Alberto García y Abdoulaye Ba (min. 57) y Embarba puso a prueba a Kieszek de golpe franco (min. 60). Una nueva subida de Fernández finalizó con un duro disparo del jumillano, que puso en aprietos a Alberto García (min. 63), y el duelo entró en una fase de miedo compartido. Si en el primer acto pareció afectar al Córdoba, ahora el Rayo también miraba el minuto y el resultado. Fue el momento del Córdoba. Entró Aguza, y también Loureiro por un lesionado Fernández. El trabajo del primero dio resultado en el pase de Reyes a Guardiola, dentro del área, para cruzar el balón ante la salida de Alberto García, que no pudo evitar el segundo tanto blanquiverde.

Quedaba un cuarto de hora, pero el Rayo no encontró el camino. A los de Míchel se les amontonó todo. Ese primer acto en el que pudieron cerrar y no lo hicieron. El cambio general del rival (en detalles del dibujo, en elevar un punto más la emotividad), el desgaste físico y, posiblemente, la presión. Porque en esta categoría, todos llevan su carga a cuestas, de una manera u otra.

El caso es que los franjirrojos, empujados por las quejas de su propia afición, se enredaron con las decisiones tomadas en esos últimos minutos por Ocón Arráiz, pero lo que se dice fútbol, poco. Insistentes intentos infructuosos de buscar la espalda a la defensa blanquiverde o algún desajuste de esta, que nunca llegó.

En esa reacción en la segunda parte se pudo volver a ver al Córdoba embalado hacia la salvación que se había perdido en las últimas semanas. El rayo de esperanza luce más que nunca.

FICHA TÉCNICA:

1 - Rayo Vallecano: Alberto García, 5, Baiano, 4, Abdoulaye Ba, 5, Dorado, 5, Álex Moreno, 5, Trejo, 5, Fran Beltrán, 5, Unai López, 4, Embarba, 6, Raúl de Tomás, 6, Bebé, 5.

2 - Córdoba CF: Kieszek, 5, Fernández, 5, Valentín, 5, Aythammi, 5, Quintanilla, 5, Javi Galán, 5, Álex Vallejo, 5, Álvaro Aguado, 6, Quim Araújo, 5, Reyes, 8, Sergi Guardiola, 7

Técnico local: Míchel. Cambios: Armenteros por Bebe (min. 57), Cerro por Fran Beltrán (min. 72) y Javi Guerra por Dorado (min. 83).

Técnico visitante: Técnico: José Ramón Sandoval. Cambios: Sergio Aguza por Quim Araújo (min. 69), Loureiro por Fernández (min. 72) y Jáuregui por Reyes (min. 83).

Goles:

1-0 (m. 11) Raúl de Tomás, tras un rechace de Kieszek a disparo de Embarba.

1-1 (m. 52) Fernández, en el segundo palo, tras pase de Guardiola.

1-2 (m. 76) Sergi Guardiola, después de recibir un pase en el área de Reyes.

Árbitro: Ocón Arráiz (riojano), amarillas a Abdoulaye Ba (m. 47), Armenteros (min. 62) y a Mario Fernández, portero suplente (min. 86), y a Vallejo (min. 64), Loureiro (m. 85) y Aguado (m. 89).

Campo: Vallecas. 13.321 espectadores, 500 cordobesistas.