La mayoría de los cordobesistas estarán de acuerdo con que esta temporada ha sido, en general, para olvidar. Se inició la campaña con el objetivo del ascenso, que pronto se difuminó en una hecatombe de malos resultados, pésima imagen y desconexión entre directiva y afición que acabó cobrándose a un entrenador y un director deportivo como víctimas de un transitar por el desierto, la mejor descripción gráfica de la 16/17.

Una temporada que tanto la afición como los jugadores quieren olvidar, cuanto antes mejor, para aspirar a cotas más elevadas. Pero para olvidar los fantasmas del descenso y hacer borrón y cuenta nueva es necesario lograr un punto, uno de los seis que quedan en disputa. Hacerlo esta noche (a las 20:00 horas en Vallecas) dejaría la permanencia por fin asegurada, y permitiría un plácido partido para cerrar la temporada la próxima semana en El Arcángel, ante un Girona que es más que posible que también llegue a Córdoba sin jugarse nada.

Son muchos los puntos que el Córdoba ha logrado en El Arcángel. Sin ir más lejos, en los últimos ocho encuentros disputados en casa, los blanquiverdes han logrado 20 de 24 puntos, seis partidos ganados y dos empatados, ninguna derrota desde el mes de febrero.

A DOMICILIO, CUESTA ARRIBA

Pero cuando se miran las estadísticas a domicilio, las cuentas no pueden ser más diferentes. Ninguna victoria en los últimos diez partidos disputados lejos de Córdoba, con dos empates y ocho derrotas. Malos datos para pensar que se puede lograr el deseado punto ante un Rayo Vallecano que, por su parte, no se juega nada más que la honra, el orgullo y el dar a su sufrida afición una última victoria para cerrar el año en casa.

Con un solo punto estará matemáticamente salvado el Córdoba, y para ello debe doblegar a unos vallecanos que también aspiraban a algo muy distinto al empezar la temporada (revertir el traumático descenso de la pasada temporada), y que al igual que los blanquiverdes se vieron abocados a una pelea por la supervivencia, que en su caso resultó aún más traumática.

Solo la llegada de Míchel dio aire a los madrileños, que fueron cogiendo aire hasta salvarse la semana pasada, con un gol de Embarba en el minuto 93 para empatar a uno en Zaragoza. El Córdoba, sin embargo, ha mejorado sus prestaciones fuera de casa en las últimas semanas. Logró un empate en Mallorca, y tras una derrota por otro lado esperada en Getafe, sacó un punto fundamental del Ramón de Carranza en su última salida, gracias a un Alfaro que está en racha y parece haber recuperado su mejor forma.

CON ALFARO COMO RECURSO

Tras una temporada realmente por debajo del nivel esperado, el onubense se ha vuelto a ganar la camiseta precisamente cuando Pedro Ríos, cargado de partidos, parece más agotado. Con esa savia nueva en la banda derecha, y ante las continuas ausencias de Juli, parece que Alfaro será de la partida esta noche en Vallecas. Sus buenas sensaciones se suman al innegable hecho de que es el segundo máximo goleador del equipo, con seis goles, solo por detrás de Rodri. Aunque la punta del ataque, si no hay sorpresas, la volverá a liderar Piovaccari. El italiano fue esencial en la victoria de la semana pasada ante el Oviedo, con un doblete en la primera parte que encarriló el partido.

Atrás no se esperan sorpresas. Durante toda la semana, Luis Miguel Carrión ha entrenado una formación con laterales ofensivos, pidiendo a Bíttolo y Antoñito que subieran la banda y doblasen a los interiores, Alfaro y Javi Galán, que practicaron entradas hacia dentro en búsqueda de conectar con Pío. El eje de la zaga será, de nuevo, para Caro y Deivid. Héctor Rodas, aún en fase de recuperación, no ha entrado en la convocatoria.

En la medular, el trivote es indiscutible. Mejor tarde que nunca, pero Carrión parece haber encontrado un centro del campo equilibrado, con Edu Ramos marcando la raya, y Javi Lara y Aguza en la creación y la conexión con los atacantes.

«TODO A TRAVÉS DEL BALÓN»

En la rueda de prensa previa al encuentro, Carrión avisó de que el Rayo estará «más liberado» por la falta de presión, de más objetivos que brindar una alegría para su hinchada. Y advirtió de que el Rayo, con Míchel, es un equipo que «le da importancia a tener el balón, a llegar a la portería contraria desde la elaboración». Por eso, reconoció que ha ensayado la presión adelantada, el «hacerlo todo a través del balón». Y pidió a sus hombres «ir a por ellos, que se note el equipo que se está jugando algo, que somos nosotros». Porque aunque no es ni de lejos el objetivo pensado en verano, todo el cordobesismo espera que se logre el punto que cierre una temporada para olvidar.