El cambio de reglamento les ha hundido. De pagar seis millones de euros por temporada por seis motores (los V8 atmosféricos, con evolución congelada, sin averías) a tener que desembolsar 20 millones por las nuevas unidades de potencia ha supuesto un vuelco inasumible para los dos equipos más modestos de la parrilla Marussia y Caterham, con un presupuesto que no supera los 40 millones. Así que ya no estarán este fin de semana en el GP de EEUU en Austin ni en la próxima carrera en Brasil. La parrilla se queda con 18 monoplazas y 9 equipos.

Marussia (antes Virgin) y Caterham (antes Team Lotus) entraron en la F-1 en el 2010 junto a otro equipo más, Hispania, de la mano del entonces presidente de la FIA, Max Mosley. Hispania desapareció en el 2012. Y ahora Marussia y Caterham se encuentran en suspensión de pagos, intervenidos por la justicia inglesa, sin dinero y con un futuro muy complicado.

En el oscuro, complicado y variopinto reparto de beneficios comerciales y por derechos de TV de los equipos de F-1 que Bernie Ecclestone pacta por separado con cada escudería y lleva luego al conjunto para firmar el Pacto de la Concordia que rige este deporte, el baremo de partida es el siguiente: alrededor de la mitad de ese cálculo obedece a la clasificación histórica de cada equipo desde 1950 hasta la última temporada. Es decir, que Ferrari, con más títulos que nadie, McLaren y Williams (los siguientes más laureados) tienen asegurado cada año una buena mordida del pastel.

La segunda parte grande de este baremo es la posición de la temporada anterior, con una escala que va desde los 150 millones para el campeón hasta 45 para el último que haya sumado puntos. Ferrari, McLaren, Red Bull, Williams y Lotus tienen, por historia, una buena parte cubierta de sus ingresos, hagan lo que hagan el año anterior al reparto.

Siempre, cuando tienen problemas, los pequeños acuden a Ecclestone, sabedores de que Míster E les puede ayudar con algún aval o adelantos a cuenta del reparto del siguiente año.

Llegan los americanos

Harto de los problema de los modestos, Ecclestone intenta convencer a la FIA y a las escuderías de que es mejor que los grandes cuenten con tres coches, algo en lo que está de acuerdo Ferrari, Red Bull y McLaren, por ejemplo, pero no Williams, ni los más modestos. "Sería mejor para el espectáculo. Estoy seguro de que la gente prefiere ver un tercer Ferrari, o Red Bull, antes que un Caterham", manifestó una y otra vez Luca Cordero de Montezemolo, presidente de Ferrari hasta el pasado día 12.

Ese será el gran asunto a debatir de cara al próximo año, porque Marussia y Caterham tienen difícil salir del lío jurídico-económico en el que están metidos. Si no hay tercer coche, Ecclestone tendría que apadrinar el proyecto del nuevo equipo norteamericano. Tras el fallido intento de USGP para entrar en F-1 en 2010 junto a Team Lotus, Virgin e Hispania, un nuevo proyecto ha tomado cuerpo en EEUU. Gene Haas, hombre de negocios estadounidense que ha cosechado numerosos éxitos en la NASCAR, lidera este proyecto con el objetivo puesto en la próxima temporada.