El campeón de pretemporada se estrenó en Liga con una clara derrota en El Arcángel ante el Cádiz. Fue clara no por el marcador -aunque el gol local fue la última acción del encuentro-, sino por lo que se vio de unos y otros. En cualquier caso, un triunfo ante los gaditanos no iba a meter directamente al Córdoba en Primera ni una derrota le desciende a Segunda B, aunque bien se haría en tomar nota de todo lo visto. Se necesitará más de un lápiz y un cuaderno de canutillo, de aquellos con bastantes, con muchas hojas. Mucho trabajo y, ojo, 11 días de mercado de fichajes.

Antes que nada, por continuar con ese positivismo que ha inundado el verano blanquiverde, quedémonos con lo poco bueno visto en el estreno liguero. Los intentos de Javi Lara por dotar de algo de juego a un equipo más bien hueco. Los escasísimos detalles de calidad de Jaime Romero -incomprensiblemente retirado del campo- o el espíritu generalizado de intentarlo hasta el final. Sinceramente, buscar virtudes en el Córdoba que se estrenó ayer requiere de un esfuerzo y hasta de un revisionado del partido.

Que el verano es una cosa y la Liga otra se lo enseñó Salvi Sánchez a Dani Pinillos a los 37 segundos de partido, cuando se marchó el extremo amarillo hasta el fondo para conectar con David Barral, que se adelantó a toda la defensa blanquiverde para cruzar el esférico, lejos de las posibilidades de Stefanovic.

El Cádiz se encontró con el escenario ideal para su juego, por lo que se hace complicado entender ciertas acciones del conjunto blanquiverde. Pero, en cualquier caso, también servía para comprobar hasta dónde podía llegar el equipo de Carrión. Y lo cierto es que su vuelo fue corto, de aterrizaje rápido y caída de morro.

Los blanquiverdes renunciaron a la banda derecha. Fernández se tiró 45 minutos en campo contrario sin ofrecer nada en ataque y sufriendo para recular, mientras que Alfaro quedó prácticamente inédito. Javi Lara intentó asumir el mando y, lo poco que pudo aparentar el equipo fue gracias a él. La banda izquierda cadista vivió muy cómoda, principalmente en esa primera mitad, tanto, que el equipo de Cervera, aun con escasas llegadas, transmitía más peligro que el Córdoba.

Un concepto que se podía desprender de los partidos de pretemporada, aunque parecía pronto para señalarlo como un posible mal de este Córdoba era el del balance de su transición defensiva. Realmente, ante el Cádiz, el Córdoba sufrió mucho en ese concepto y los amarillos se lo hicieron pagar caro con un segundo gol a los 31 minutos de partido, un calco del anterior. Salvi Sánchez de nuevo llegaba hasta el fondo y era en esta ocasión Álvaro García el que hacía subir el segundo gol al marcador.

El primer lesionado de los visitantes, José Mari, se tuvo que marchar poco después de ese segundo tanto, entrando Abdullah. Por su parte, Carrión movió ficha y tuvo que meter a Jona por Joao Afonso para jugar a lo que casi no jugó en pretemporada: dejar a Edu Ramos como falso central para dibujar un 1-4-4-2. No cambió prácticamente nada. David Barral pudo hacer el tercero de cabeza y, poco después, Álvaro emulaba a Salvi Sánchez, aunque su centro raso no encontró rematador. El único peligro blanquiverde llegó a través de un saque de esquina que remató de cabeza Josema para que se luciera Cifuentes.

El segundo tiempo comenzó de la misma manera, con un saque de esquina de Javi Lara que cabeceó Alfaro para que el portero cadista volviera a lucirse. Pero Álvaro Cervera lo veía tan claro que, a pesar de sufrir su segundo lesionado en la figura de Salvi Sánchez, introdujo por el extremo sanluqueño al mediocentro defensivo Álex Fernández. Toda una declaración de intenciones. El Cádiz decidió no discutirle tanto el balón en el centro del campo al Córdoba, que apareció a partir de ahí aunque con una candidez y una ausencia de ideas más que preocupante.

Cuatro llegadas blanquiverdes en los últimos 25 minutos fue el bagaje del equipo de Carrión, que decidió dar entrada a Javi Galán por Jaime Romero -algo más de presencia que Alfaro-, para posteriormente decidir quitar al onubense para dar entrada a Markovic y desplazar a Sergi Guardiola a banda derecha.

Posiblemente no quisiera dar 90 minutos al manchego, pero la sensación que transmitió el técnico blanquiverde fue de cierta zozobra a la hora de realizar las permutas. Si por dentro el rival no te deja las alegrías veraniegas que otros sí te dejaron, lo lógico sería apostarlo todo a los pocos hombres con desborde en banda que tiene la actual plantilla.

En cualquier caso, el Cádiz lo tenía claro. Tanto que a 13 del final dio entrada a Rober Correa por Aitor García, por lo que al final, lo mismo que en la hora y media anterior, se asistió a un quiero y no puedo por parte blanquiverde, mientras que el conjunto amarillo transmitió la sensación de no querer (o no poder, por el aspecto físico) hacer más sangre, ya que en la primera parte, con otras tres ocasiones -una de ellas de Aitor, bajo palos- pudo cerrar el encuentro con un marcador aún más preocupante.

La última jugada del encuentro fue el cabezazo de Sasa Markovic a la red que maquillaba ligeramente el marcador, pero no hacía olvidar lo visto sobre el césped de El Arcángel en el estreno de esta temporada y que deja a las claras que los mensajes, siempre, los da el fútbol y no las palabras. La mejor manera de respaldar el positivismo es con inversión, ideas y trabajo. Lo contrario es un sinfín de palabras y promesas que acaban al recibir el primer golpe. Y este, en la frente.