Hoy hace 13 meses y dos días que Carlo Ancelotti llegaba al banquillo del Madrid. No tardó en darse cuenta del carácter presidencialista del club cuando se abrió la puerta a zil para que entrara Bale. Carletto no salía de su asombro porque ni había pedido una cosa ni otra. Ahora, una Champions y una Copa después, el italiano vive algo parecido. Primero tras la llegada de James, a quien el técnico no ha pedido y cuya llegada ha tenido que ver con el deseo de una firma deportiva. Luego con la irremediable salida de Di María, por el que pagaría para retenerlo y, finalmente, con intento de ponerle competencia a Benzema con otro delantero.

Llegaba feliz para iniciar la pretemporada. Se acababa de casar en Vancouver (Canadá) y nada hacía pensar que tuviera que ponerse a resolver sudokus después de conseguir la ansiada Décima con una plantilla que para él apenas necesitaba retoques. Así lo afirmó antes del Mundial. "La plantilla es muy buena. Si podemos mejorarla, que no es fácil, lo haremos, pero si nos quedamos con los que están estaré contento", declaró Ancelotti.

No contaba Ancelotti con la voracidad de Florentino a la hora de fichar. Miró en el escaparate del Mundial y como si de una feria se tratara eligió a Kroos, James y Keylor Navas. El dirigente blanco puso al entrenador a encajar piezas en un puzzle en el que no le cabían. Sobre todo la de James, al que lleva Jorge Mendes, un mandamás en el Madrid. Cuando el bueno de Carletto comenzaba a encontrar un espacio para el máximo goleador de la cita de Brasil y anunciaba aquello tan recurrente de que "habrá minutos para todos", llegan los primeros ecos del intento de cesión de Radamel Falcao, a quien también representa Mendes.

Por ahí no pasa Ancelotti, que ya ha hecho llegar su negativa a que alguien haga sombra a Benzema. Ni siquiera cuando Luis Suárez estaba a tiro del Madrid se emocionó Ancelotti. "Suárez es fantástico, pero es imposible mejorar el ataque del Madrid", aseguró el italiano en su embajada. Ahora, después del primer partido de la pretemporada en el que el Madrid perdió en la tanda de penaltis (3-2) ante el Inter tras empatar en el tiempo reglamentario (1-1), Bale, que marcó un gran gol desde casi 30 metros, no tuvo más remedio que hacer de delantero.

"No vendrá un nueve porque no lo necesitamos. Tenemos a Benzema, que es muy fiable. Isco puede jugar de falso nueve. Necesitamos un jugador que pueda poner centros a Cristiano y Bale", dijo Ancelotti, quizá pensando en Di María.