Este es El Arcángel. Este es el Córdoba. Un estadio desangelado. Un equipo repleto de costurones.

El primero, producto de esa política tendente a sustituir por simple clientela la que debía ser obligada tarea de crear y generar afición, se dedica a celebrar, a favor o en contra, los goles de otros equipos de Primera. Gente de paso. Y como en los campos aquellos en los que el cura, el alcalde, el maestro y el guardia civil todo lo disponían, El Arcángel protagonizó su enésima escena berlanguiana, dejando sin animación uno de los fondos al requisar un bombo cuyos reflejos, al parecer, molestaban a alguien.

El segundo, el equipo, consecuencia de la ¿política? de fichajes, las numerosas bajas y, todo hay que decirlo, un entrenador que empieza en esto y al que ayer se le notó en exceso.

Las casi dos horas de espectáculo dejaron la confirmación, una vez más, de que este Córdoba sufrirá, y no poco, para mantener la categoría, por lo que no puede descuidarse lo más mínimo y ganar, al menos, cuatro de los 12 encuentros que aún restan.

No lo conseguirá si continúa acumulando bajas y, sobre todo, miopía, incapacidad y falta de ideas, que fue lo que padeció el conjunto de Carrión, que debe darse por contento con el punto obtenido.

Enfrente tenía a un Numancia que llegó a El Arcángel con siete horas y cuarto de competición sin anotar. De ahí que Jagoba Arrasate apostara por un guión que -ahí tiene el Córdoba la penitencia- se cumplió a rajatabla. El vizcaíno renunció al delantero, situó a Julio Álvarez como falso nueve, dibujó un 1-4-1-4-1 con Escassi por delante de la defensa, con bandas rapiditas y el 10 rojillo acaparándolo todo. El balón fue de los sorianos y el Córdoba se mostró sin herramientas para interrumpir la secuencia de partido que se había hecho Arrasate en su cabeza. Si no le hago un gol a nadie y no tengo a mi máximo goleador, que el rival no tenga opción. Y lo consiguió el Numancia. De cabo a rabo. Ni con la alineación inicial ni en el descanso ni en casi todo el encuentro lo vio el Córdoba. O Carrión. Con un rival sin delantero, el catalán siguió dejando a su equipo con tres centrales y entregando, por tanto, de manera descarada el mediocampo al Numancia. Gracias ha de dar a los castellanos, que están en una fase en la que no ven gol (525 minutos acumulan ya), aunque una llegada de Marc Mateu (min. 21), un saque de esquina de Julio Álvarez que remató mal Escassi (min. 25) y una jugada entre Ruiz de Galarreta y Julio Álvarez (otra vez, min. 29), pudieron haber supuesto un peor resultado para el Córdoba. Lo único reseñable de los locales, un error de Dani Calvo que no supo aprovechar Alfaro dentro del área y un par de detalles que ofreció Bíttolo. El rival no tenía gol, pero al descanso la sensación que transmitía el Córdoba es que resultaba muy fácil puntuar en Segunda, irónicamente.

Continuó Carrión afectado por la sorpresa de que el rival jugaba sin delanteros y, lejos de tomar una decisión que pudiera discutirle, al menos, el balón al adversario, introdujo a Markovic por Piovaccari, por lo que el Córdoba continuaba sin capacidad para tener el centro del campo y con tres centrales... sin nadie a quien marcar. Rodas tuvo que salir a perseguir a Julio Álvarez media docena de veces hasta la línea de tres cuartos. Nada cambiaba.

Introdujo luego a Bergdich por Alfaro (min. 61) y la línea de atrás permanecía incólume. Nada cambiaba. El balón seguía siendo soriano incluso después de los cambios que introdujo Arrasate, intentando con ellos tener más llegada para llevarse el partido. Pablo Valcarce por Nacho y Kike Sola por Julio Álvarez (min. 61). Nada cambiaba. En 35 minutos, un tirito de Alfaro y otro de Ruiz de Galarreta. 35 minutos de la nada en el campo, la nada en la banda, la nada en la grada.

A 18 minutos del final el Córdoba se decidió a dejar cuatro atrás cuando Carrión introdujo a Sebas Moyano por Antoñito. Cambio que pedía la grada, al igual que algún otro anterior, pero no el partido, posiblemente.

En el minuto 80 llegó el primer -y único- disparo del Córdoba entre los tres palos, obra de Rodri que, desde el borde del área intentó probar a Aitor. Pero el tiro le salió más bien flojo y el portero rojillo no tuvo ningún problema para evitar la sorpresa.

El susto gordo se lo llevó el Córdoba a ocho del final, cuando Marc Mateu conectó con Valcarce tras una gran jugada y el disparo del extremo, desde el punto de penalti, se le marchó alto.

Sin ideas y hundido en su propia incapacidad, el Córdoba no tuvo, tan siquiera, ni ese arranque de casta, aliñado con cierto desorden, que tuvo en anteriores encuentros. Pero sí que disfrutó de esa opción para el milagro, inexplicable, que tapara todo lo anterior, como ocurrió ante el Alcorcón, o para que se adelantara la primavera en El Arcángel haciendo brotar alguna que otra flor, como se vio ante el Zaragoza. Con el tiempo cumplido, una pelota dejada por Rodri era recogida por Markovic en carrera. A más de uno se le pasaron por la cabeza esos dos instantes, esos dos fogonazos que sumaron cuatro puntos y taparon tantas otras cosas, muchas de ellas nada buenas. Pero en esta ocasión el rival de turno sí estaba donde tenía que estar a pesar del pequeño desbarajuste y frenó en seco la carrera hacia la portería rival del serbio.

En esta ocasión no hubo destello aislado en el campo que cegara la hora y media anterior. Tampoco lo hubo en la banda en forma de idea para desbloquear una situación que ni se intentó romper. Lo que no deja de ser preocupante para el futuro.

- Ficha técnica:

0 - Córdoba: Kieszek; Caro, Héctor Rodas, Cisma; Antoñito (Sebas Moyano, m.72), Luso, Javi Lara, Alfaro (Bergdich, m.61), Bíttolo; Piovaccari (Markovic, m.46) y Rodri.

0 - Numancia: Aitor Fernández; Unai Medina, Dani Calvo, Carlos Gutiérrez, Casado; Ruiz de Galarreta, Escassi, Capilla; Marc Mateu, Julio Álvarez (Kike Sola, m.62) y Nacho (Pablo Valcarce, m.62).

Árbitro: Díaz de Mera Escuderos (Comité Castellano-Manchego). Amonestó a los locales Alfaro y Luso y a los visitantes Dani Calvo y Casado.

Incidencias: Partido de la trigésima jornada de LaLiga 1/2/3 disputado en el estadio El Arcángel ante cerca de once mil espectadores.