Un Córdoba fabricado como se ha compuesto este equipo, obligatoriamente, debe estar lleno de paradojas. Individuales y colectivas. Las primeras se circunscriben a los nombres propios. Un defensa que generalmente ha dado un tono correcto a lo largo de la temporada como Pantic, demostró ayer que los partidos, la temporada, a sus 23 años recién cumplidos, se le hacen largos. De un error suyo, concatenado con otro anterior de uno que no tiene precisamente 23 añitos, más la fatalidad de un rebote en Deivid, partió el gol de la derrota. Un extremo --desaprovechada su calidad durante toda la campaña en una plantilla no sobrada de ella-- como Fidel, dio un puntito de esperanza para el futuro en plata, a pesar de su falta de remate que, en todo caso, no es por lo que vino. O un portero como Juan Carlos, que exigía una competencia mayor en la pretemporada y que fue señalado como culpable de todos los males, volvió a mantener a su equipo en el partido y a salvarlo de una derrota mayor. Y esta última individualidad obliga a mirar a lo colectivo. Se le ha achacado al alcarreño no parar ni un taxi y, sobre todo, no haber sido un portero que diera puntos que ayudaran a mantener la categoría y, paradójicamente, habrá que preguntarse qué entrenador ha dado puntos al Córdoba en Primera. Y han pasado por el banquillo tres, más que porteros por el arco, aunque Romero llegó para certificar la defunción, eso sí. Porque desde elegir a jugadores o colaborar en ello para intentar un equipo de toque (recién ascendido) a la incapacidad para relacionarse con ellos, generando más problemas aún de los que había en la caseta es algo que ha pasado esta temporada en el Córdoba y, generalmente, solo se señala a los que están en el verde, los mismos que, de nuevo anoche, volvieron a intentarlo todo, lo probaron todo, lo entregaron todo. Pero quedó en nada. Mientras que unas veces es por la superioridad táctica y técnica del rival --las más--, otras es por la fatalidad, como anoche en El Arcángel.

Romero decidió introducir a Deivid en el centro de la defensa y trasladar a Crespo al lateral derecho para tapar parte de la sangría de siempre. La otra, aún se mantuvo, con Abel Gómez acompañando a un Krhin que sigue provocando una mirada melancólica provocada por la hipótesis de lo que hubiera pasado si hubiera venido con cuatro más como él en verano. Por delante de ellos, Bebé, Cartabia y Fidel, y en punta, Florin Andone. Tan solo desentonó el argentino. Una cosa es no hacerle un gol ni al arco iris y otra transmitir la sensación de que la ‡2fiesta‡1 no va contigo. Todo lo contrario de Bebé y, sobre todo, Fidel. El onubense tuvo dos ocasiones claras y en la fase final de la primera parte y en la mejor del Córdoba en la segunda, se convirtió en el origen de todas las jugadas de peligro locales. Calidad, aunque con detalles, en ocasiones, de cierta frialdad.

La primera media hora no se jugó. O se hizo al rimo de un amistoso veraniego. Pero al parecer, un saque de esquina de Bebé, que intentó un gol olímpico, despertó a todos. Sobre todo a los blanquiverdes, que en el córner provocado por el luso tuvieron una ocasión clarísima para adelantarse en el marcador, tanto por medio de Florin Andone como de Crespo. Gorka Iraizoz estuvo brillante en su reacción. El Athletic respondió a través de Beñat, que sirvió a Aurtenetxe, solo en carrera en el segundo palo, pero se topó de nuevo con Juan Carlos. Volvió a intentarlo el Athletic por medio de Ibai, pero se encontró de nuevo con el portero blanquiverde, mientras que los locales se fueron antes del descanso con otra opción de gol que marró Fidel ante Iraizoz. La segunda parte comenzó con brío por parte cordobesista, con una falta de Bebé en la que Florin, incomprensiblemente, sacó el balón que iba directo a portería, y una muy buena jugada entre Bebé, Fidel, Krhin y Pantic. El central dio un pase vertical a Crespo, dentro del área rival, que centró al segundo palo, en donde llegaba Fidel. El onubense no supo empujarla, cuando parecía lo más fácil. Y tras ese error encadenado, aunque la cruz final fue para Pantic, el mazazo.

El Athletic se encontraba con un gol que no hacía justicia a lo visto sobre el terreno de juego y el Córdoba acusó el golpe durante unos minutos. Romero decidió dejar a tres atrás, con Crespo a la izquierda y Pantic a la derecha, con Krhin por delante y una línea de cuatro con Vico, Cartabia, Fidel y Edimar, con Bebé y Florin en punta. Le funcionó unos minutos. Crespo anduvo lento dentro del área tras un servicio de Edimar. Fidel se la dejaba a Bebé al borde del área y completamente solo: el luso se hartó de balón y lo mandó al fondo sur alto. Salieron Cartabia y Fidel para que entraran Héldon y Rossi, y el Córdoba se quedó tan solo con el empuje de su corazón, esto es, René Krhin, que se marcó una carrera de 60 metros con el balón en el pie que acabó en córner, lo que levantó algo la grada. Lógicamente, fue insuficiente. Ya casi en el descuento y con el Córdoba desfondado, Aduriz (bien vigilado por el esloveno durante todo el partido) tuvo su opción de gol, pero volvió a aparecer Juan Carlos para evitarlo.

Al final se quedó la sensación de que el Córdoba, salvo alguna excepción individual, lo dio todo para marcharse con algo en el bolsillo, pero volvió a ser insuficiente. Demasiadas rémoras desde el pasado verano. Este equipo se va a ir a Segunda perdiendo incluso de rebote, como le ocurrió anoche.

Ficha técnica:

0 - Córdoba CF: Juan Carlos; Crespo, Pantic, Deivid, Crespo, Edimar; Krhin, Abel (Fede Vico, min. 60); Bebé, Fede Cartabia (Heldon, min. 70), Fidel (Rossi, min 80.); y Florin.

1 - Athletic de Bilbao: Iraizoz; Aurtenetxe, Etxeita, Laporte, De Marcos; San José, Beñat; Ibai Gómez (Gurpegi, min. 77), Aketxe (Mikel Rico, min. 70), Williams (Viguera, min. 85); Aduriz.

Goles: 0-1, min. 56: Deivid en propia puerta.

Árbitro: José Antonio Teixeira Vitienes (Colegio cántabro), que amonestó al blanquiverde Florin, mientras que amonestó a los vascos Williams, San José y Etxeita.

Incidencias: Partido de la trigésima tercera jornada de la Liga BBVA, disputado en El Arcángel, con terreno de juego en aceptables condiciones, ante algo más de 11.000 espectadores.