La localidad de Peñarroya ha vuelto a recuperar la ilusión por su equipo de baloncesto tras descender a la Primera Nacional masculina por problemas económicos en la campaña 1999/2000. El club decano del baloncesto cordobés, pues cuenta con más de 30 años de vida ha podido comprobar semana a semana como la plantilla que entrena el novel Rafa Gomáriz no ha encontrado aún ningún rival que sea capaz de derrotarle. El ascenso está en el punto de mira.

A estas alturas de la temporada ha sumado 14 victorias, sigue aún invicto, y ya es matemáticamente campeón del grupo K--B. En las cuatro jornadas que restan para que concluya la primera fase, Gomáriz podrá incluso permitirse el lujo de centrarse en los duelos en que se tenga que medir a los clubes que puedan acompañarle en el grupo de ascenso.

SALESIANOS, CAJASUR Y FAB

Rafa Gomáriz ha conseguido reunir un grupo al que le ha conseguido inculcar la concepción del baloncesto de que siempre ha hecho gala este joven técnico formado en Salesianos, el Cajasur BBC y mimado por la propia Federación Andaluza, a la que le ha dado una medalla de plata y tres de bronce en los torneos nacionales de combinados autonómicas. La solidaridad en ataque y la seriedad en defensa son dos normas de obligado cumplimiento. Gomáriz ha optado por repartir los minutos entre un grupo de ocho jugadores a los que les ha exigido una intensidad máxima. La llegada a este equipo de jugadores de la calidad del base peñarrotero Felipe García, que ha llegado desde el Algeciras de la LEB--2, Efrén Villarreal y Juanma Jiménez, Antonio Toledano y Alberto García (Villanueva de la EBA) ha contribuido a darle un salto de calidad a una plantilla que ya contaba con jugadores contrastados como los aleros Rafa Funes, Manolo Delgado, Javi Sánchez o Juan González y el pívot Pedro Benavides. El técnico de este club apunta que "mi equipo es algo bajito y tiene jugadores de poco peso. Mantienen una intensidad alta y los pívots juegan de cara y no de espaldas. Tengo mucha gente que está en los partidos a un nivel muy alto durante mucho tiempo y a medida que pasan los minutos, los rivales lo suelen terminar notando".