Puede que no tenga nada que ver, pero tanto el podio de Catar, conMaverick Viñales (Yamaha, 22 años) en el escalón más alto, precediendo a dos treintañeros como los italianos Andrea Dovizioso (Ducati) y Valentino Rossi (Yamaha), como los primeros entrenamientos, este viernes, del Gran Premio de Argentina, que se disputa este fin de semana en Termas de Río Hondo, con Viñales yMarc Márquez (Honda) en las dos primeras posiciones, sacándole casi un segundo a los veteranos Dani Pedrosa (Honda, 13º), Dovi (14º) y el Doctor (16º), demuestran que los 'abuelos' lo van a tener difícil, por no decir que imposible, para codearse a lo largo de toda la temporada con esos dos jabatos, que, además, lideran las dos grandes marcas del Mundial.

«Vale y yo», explicaba recientemente Pedrosa, de 31 años, en gpone.com, «tenemos un estilo antiguo y no hay duda de que debemos reinventarnos si queremos pelear por el podio en cada carrera». Para Pedrosa, que este año va acompañados de Sete Gibernau, doble subcampeón del mundo en 2003 y 2004, «estos chavales (en clara referencia a Márquez y Viñales), nacieron con las motos de cuatro tiempos y ya rozaban con la rodilla y el codo de pequeñitos, cuando corrían con las minimotos en los campeonatos de promoción». Eso sí, Pedrosa se queja de que, justo cuando estaban reciclándose, va el campeonato y cambia de proveedor de neumáticos, pasando de los japoneses Bridgestone o los franceses Michelin.

No hay duda de que Pedrosa tendrá la conquista de su ansiado primer título mundial de MotoGP tan difícil, sí, tan difícil como tiene Rossi su deseado décimo cetro. Para todo el 'paddock', lo que ha logrado Pedrosa, con apenas metro y medio de altura y 50 kilos de peso, pilotando máquinas que pesan 160 kilos y escupen más de 260 caballos de potencia, es prodigioso, pues es el único que en los últimos 11 años ha ganado, al menos, un gran premio cada temporada. «Sé que muchos hablan de mi estatura y me reconocen el valor de ser competitivo sin ser grande, pesado, fuerte, pero a mi nunca me ha preocupado eso, pues he llegado a pensar que si me hubiera metido en el gimnasio para ganar peso y fuerza, tal vez, sin duda, hubiera perdido elasticidad y agilidad».

ABRIRSE MÁS

Nada más pisar el circuito de Termas de Río Hondo, en Argentina, Pedrosa acudió a los estudios de Movistar+, en una demostración de que Gibernau le ha convencido de que debe abrirse más para comunicar sus sensaciones y hacer cómplice a la afición de sus impresiones. Cuando le preguntaron si el Mundial le debía un título, Pedrosa se quedó bastante atónito y negó la mayor. «¿Que si el Mundial me debe un título? No lo creo, no, me lo debo yo a mí mismo, por eso sigo peleando duro cada vez que me subo a la moto. Cierto, hubo años (en 2007, 2010 y 2012 acabó subcampeón), en que estuve cerca de ganarlo, pero yo voy a seguir trabajando duro para lograrlo, sí».

Pedrosa, que este viernes, al igual que Rossi y Dovizioso, lo pasó bastante mal en el aún sucio trazado argentino (los tres acabaron a un segundo de Viñales y Márquez), reconoce que ni las motos, ni el estilo, ni las carreras, ni la competición tienen nada que ver a sus inicios. «Esto se ha hecho muy grande y la presión, el estrés, es un factor muy importante en la vida de cada fin de semana. Mira Nico Rosberg, gana y se va», sentencia el catalán como dando a entender un «no me extraña que se fuese».

ESPERANDO LLEGAR A EUROPA

Es evidente, y de eso sabe mucho Dani Pedrosa, que los arranques de los campeonatos no tiene nada que ver con el desarrollo de los mismos y, mucho menos, con el desenlace final. Tanto Catar como Argentina son, precisamente, dos circuitos en los que no se corre nunca, es más, solo se disputa esa carrera al año y, por tanto, son lugares donde los favoritos al título tienen mucho más a perder que a ganar.

Cierto, el papel deslumbrante de Viñales, primero en el 85% de los tests invernales y entrenamientos oficiales que se han celebrado este año, destruye la cortada de cualquier magnífico, pero es evidente que todos están esperando que el gran circo pise Europa (Jerez, 5, 6 y 7 de mayo) para empezar a cogerle el pulso al campeonato.

La lucha generacional es una realidad, tan certera como que estas motos se pilotan como las pilotan Viñales y Márquez, rozando con la rodilla, el codo y hasta el culo por el asfalto, tarea impensable para los treinteañeros.