Tony Parker es, desde el domingo, un hombre inmensamente feliz. Francia disfruta de su éxito desde la cima del baloncesto europeo. "Es mi victoria más bella", asegura la estrella de los Spurs.

El dueño de tres anillos de la NBA, de un título de MVP de las finales del 2007, un jugador que atesora cinco presencias en el All Star, soñaba con hacer historia con la selección francesa. "Me siento orgulloso, es una mezcla de emociones increíble, algo excepcional", aseguró emocionado, intentando contener las lágrimas, tras la indiscutible victoria sobre Lituania en la final del Eurobásquet (80-66), que le llevó a abrazarse a pie de pista en cuanto acabó el encuentro, a su padre, Tony, un exjugador afroamericano, y a su madre, Pamela Firestone, una exmodelo holandesa.

El título del Europeo de Eslovenia es el final de una larga travesía y el premio a un jugador como Parker (17 de mayo de 1982), nacido en Brujas, criado en Francia, proyectado al mundo por su carrera en la NBA, que ha sabido impulsar al baloncesto francés, instalado en la clase media cuando debutó hace 13 años en la selección, hasta lo más alto. "La aventura ha sido genial. Hemos progresado. Hemos tenido altibajos, duras derrotas y al fin somos campeones".