POSITIVO

1. Mejoría condicionada

Es cierto que la segunda parte en Cornellá estuvo marcada por ese pasito atrás que dio el Espanyol, que ya pensaba más en la Copa que en quien tenía delante. No desmerece del todo, ya que el Córdoba tenía antecedentes parecidos que no había aprovechado. Sin embargo, la entrada de Bebé y la reactivación de Fede Vico, más la jerarquía de René Krhin hicieron que los blanquiverdes sumaran media docena de ocasiones y, lo más importante, se les viera picados en su orgullo, algo que debería tener continuidad. Solo el tiempo dirá si ese atisbo de reacción ha llegado demasiado tarde para el objetivo.

2. Otra prueba a medias

El Córdoba volvió a cambiar su dibujo, integrantes y colocación. Borja por izquierda, Cartabia por la derecha tras el descanso, Héldon por la derecha en la primera parte y Fede Vico como lateral. Esta última variante fue la apuesta del técnico para desactivar el tándem Arbilla-Lucas Vázquez, pero solo funcionó en la segunda parte, con otros cambios y con el rival dando un pasito hacia atrás para intentar cazar al contragolpe a los blanqiuiverdes. Puede ser válido en el futuro, aunque en partidos muy concretos. Y desde luego, merece más trabajo de la medular, no solo de uno de sus componentes (Krhin).

NEGATIVO

1. Medio partido entregado

El Córdoba arrancó con tanto miedo como ausencia de ideas. Se mantuvo con cierto orden en el partido, por lo que logró mantener la igualdad en el marcador, al menos. Pero un signo de la debilidad defensiva de este equipo lo marca un dato significativo: en el primer disparo a puerta entre los tres palos del Espanyol los blanquiverdes encajaron gol. La falta de un mediocentro técnico se volvió a hacer patente, de hecho, fue René Krhin el que acaparó el juego de su equipo ante la 'desaparición' de Fausto Rossi, que en el pasado dijo sentirse "incómodo" como mediapunta y al que tampoco se le ve en la medular.

2. Solo queda el milagro

Las sensaciones no son, precisamente, las mejores. Este Córdoba mantiene su irregularidad, siempre dentro de un tono bajo. Y los números no hacen sino reflejar la realidad: los blanquiverdes suman el equivalente a seis triunfos en 25 partidos, lo cual les deja en una situación más que delicada: deberían ganar casi la mitad de los partidos que restan hasta el final del campeonato. Y bueno sería que si se aspira a ese milagro el esquema y juego del equipo sea más regular y que todos y cada uno de los miembros de la caseta muestren la actitud de la segunda parte en Cornellá, el viernes.