Está claro que este Córdoba, tras el cambio en el banquillo, no reacciona. Con Juan Merino al mando durante tres encuentros, el conjunto blanquiverde ha encajado algo menos, cuatro tantos, pero sigue siendo una cifra prohibitiva de goles para poder aspirar a salir del abismo. Máxime si la producción goleadora también ha descendido notablemente: un solo gol en 270 minutos y de penalti más que dudoso. Está claro que la llegada del linense al vestuario era todo un reto, ya que su idea futbolística está en la antítesis del perfil de plantilla que se confeccionó en verano, más allá de su descompensación y flagrantes ausencias. Este Córdoba era un equipo que tenía deficiencias, incluso, en el posicionamiento sin balón en el campo. Ese aspecto lo ha solucionado Merino, pero sigue sin lograr que este Córdoba sea agresivo y presionante sin balón. Basculaciones y mirada al rival con el esférico, pero aún no logra que sus jugadores presionen e intenten no hacer pensar al adversario con balón. También tiene exceso en zonas del campo y defecto en otras, pero más allá de los hándicaps, su sistema necesita un paso más o una transformación si pretende sumar de tres en tres. Y quizá tenga que cambiar por completo el dibujo a uno que ya conoce perfectamente, ya que lo implantó en Tarragona, aunque en Córdoba no tenga la misma cantidad ni perfil de jugadores.

PREPARACIÓN FÍSICA

CONTINÚAN LAS DOBLES SESIONES / De nuevo en esta semana Juan Merino ha planteado una doble sesión (todas son más largas con el linense), algo que generalmente no suele gustar en exceso a los profesionales, sobre todo una vez iniciada la competición. El riesgo de lesión está ahí. La pasada semana fue Caro el que cayó y Josema se retiró del Artés Carrasco a un cuarto de hora del final del encuentro. Merino tiene ahí uno de sus problemas. La teoría veraniega señalaba que, en base a un sistema en el que se tiene la posesión, la carga física pasa a estar en un segundo plano. El desgaste es menor, además, porque la presión alta obliga a esfuerzos, pero en cortos espacios. Con el plan fallido y la llegada de Merino, el plan actual es opuesto. El equipo se atrinchera y necesita recorrer, en algunos casos, muchos metros para llegar al área rival. Merino entiende que debe correr el riesgo y continúa con su idea, aunque un cambio de sistema podría suponer un punto intermedio entre la necesaria mejora física del plantel y la necesidad de tener algo más el balón.

DEFENSA

JUSTOS, PERO RESPONDERÍA A MUCHAS PREGUNTAS / Implantar un sistema de tres centrales y dos carrileros, a imagen de lo que hizo Carrión la pasada temporada en un punto de la competición e imitando lo realizado por el propio Merino en Tarragona, podría responder a varios interrogantes que se plantean en la actualidad. La disciplina defensiva de sus laterales, en la actualidad, no es la suficiente como para guardar la línea. El último ejemplo se vio en Lorca. Disponer de Pinillos y Fernández como carrileros (sin olvidar a Galán) le supondría al técnico blanquiverde defender con más, por un lado, y tener mayor ayuda en el mediocampo a la hora de mantener la posesión. No sería la única ventaja. Con ese aumento del número de elementos defensivos, Merino podría recuperar así un trivote, como la pasada campaña, con Edu Ramos, Aguza y Javi Lara, del que un sector ha pedido insistentemente su intervención, aunque ya se vio en Lorca que las soluciones no pasan por un solo hombre. Evidentemente, hoy por hoy, los tres únicos hombres que podrían actuar en el centro de la defensa son los que quedan después de la deficiente confección de la plantilla y las lesiones: Álex Vallejo, Joao Afonso y Josema.

VARIACIONES

EL PRÓXIMO RIVAL INVITA AL CAMBIO / Más allá de que pudiera ser un cambio duradero o no, el Osasuna, próximo visitante de El Arcángel, suele actuar habitualmente con dos jugadores en punta, Quique y David Rodríguez, con lo que con la idea de actuar con tres centrales, siempre tendría superioridad numérica. Por delante, con dos de los pocos hombres de perfil defensivo que tiene en el plantel, Edu Ramos y Aguza, obligaría a los rojillos a buscar siempre las bandas como opción para llegar a Kieszek.

DELANTERA

CON CAMBIO O SIN ÉL, DEBE RENUNCIAR A LOS DOS DELANTEROS / Utilizar a los dos únicos delanteros que posee el plantel es un riesgo que ha asumido Merino en sus tres compromisos pero que no tiene más recorrido, que ya se veía antes del empate en casa ante el Numancia. Máxime teniendo en cuenta que puede utilizar a hombres como Markovic. Si no quiere una versión «desordenada» como es el serbio, siempre puede disponer como acompañante a Sergi Guardiola de Alejandro Alfaro, un hombre que, más allá de su escaso despliegue arriba, puede actuar entre líneas y como punto de unión para la transición ofensiva, esperando la incorporación al campo contrario de los carrileros o a la llegada de uno de los dos interiores, sea Aguza o Javi Lara.

PRESIÓN

LA DIFERENCIA ENTRE MIRAR E IR / Pero como ocurre con cualquier dibujo, todo dependerá del trabajo del equipo sin balón. Un Córdoba que en posición defensiva es un equipo que bascula y mira, pero no va a por el balón. Un cambio ahí será vital para salir del abismo.