Cuando el presidente del Córdoba, esta misma semana, pasó el tronco de los objetivos del equipo por el cepillo del carpintero sabía bien de lo que hablaba. Aquel tronco de junio, julio y agosto se ha quedado en un simple palillo de dientes en septiembre, por lo que es hora de poner los pies en el suelo a los abonados, a la afición, a la ciudad y explicarles que ese positivismo veraniego no meditado (e interesado por parte de algunos) ha desembocado en esto.

Mucho queda por delante para mejorar, existe tiempo de sobra, pero al igual que en la temporada pasada hay que advertir que, a pesar de que haya equipos de menor nivel en la categoría, la Segunda no deja de ser una Liga que premia y penaliza las dinámicas como ninguna otra competición. Uno de los problemas de este Córdoba es la insistencia testaruda en el error, la soberbia en las decisiones cuando éstas se han mostrado como fatídicas. Dos temporadas seguidas siendo uno de los equipos más goleados del campeonato merecían una reflexión seria. No seriamente económica, como ha sido casi siempre. Seria en lo deportivo. Pero la entidad continúa mandando un mensaje infantiloide en lo que a juego y gente de ataque se refiere. Siempre se ha dicho -pero esta misma semana el propio entrenador blanquiverde lo recordó- que todos los objetivos pasan «por ser uno de los equipos menos goleados». Al paso de la cuarta jornada liguera, el Córdoba ha encajado ocho goles (el que más de Segunda), a una media de dos por encuentro. Y las sensaciones que transmite en ese apartado no invitan al optimismo. Por lo tanto, todo lo que se cuente del equipo, incluso en sus buenos momentos, será hablar de los guisantes de la guarnición y no de lo que debe acompañarlos. Pero en este Córdoba hace ya tiempo que se habla sólo de lo supérfluo y no de lo importante.

¿Puede haber algo positivo o al menos aprovechable tras un 4-0? Crean que sí. Los primeros 20 minutos del Córdoba fueron pintureros. Una cosa se le puede reconocer al equipo: intentó presionar algo más arriba, intentó repartir espacios, intentó que no circulara el balón a las espaldas de sus mediocentros. Intentó, en definitiva, mostrar un mínimo de seriedad defensiva, algo de lo que adolece el equipo de forma alarmante, entre otras cosas porque el perfil de jugadores que tiene la plantilla no facilita mucho lo de ponerse el mono de trabajo. También logró anotar, por medio de Jona, aunque Areces Franco anuló el tanto del delantero blanquiverde por un supuesto fuera de juego que, aparentemente, rompía José Arnáiz. Y, además, tuvo tres hombres que, al menos, intentaron evitar el naufragio. O, como mínimo, que el hundimiento fuera como el del Costa Concordia, más lento, más disimulado. Edu Ramos es de los pocos que intentan ponerse ese mono de trabajo, que entiende de espacios y de consistencia defensiva. Javi Lara, dentro de sus posibilidades, busca reactivar a un moribundo, algo que en menor medida -por edad y menos galones- intenta Javi Galán.

Poquito más, en lo grupal y en lo individual, ofreció el Córdoba, ayer, en el Mini Estadi, en donde un equipo con juveniles en sus filas y desde luego sin ser el mejor filial azulgrana que se ha cruzado el Córdoba en los últimos años, le pasó por encima.

El primer gol llegó como consecuencia de un concepto del que se viene avisando y no se soluciona: el posicionamiento del propio equipo en general y en los saques de banda en particular. Cucurella se marchó de varios oponentes como si de un partido de cadetes se tratara, voló hasta el borde del área pequeña y dio un pase atrás para que Aleñá, solo en el punto de penalti, fusilara a Stefanovic.

José Arnáiz avisó tres minutos antes de su primer gol con un jugadón que se estrelló en el lateral de la red. El ex del Valladolid disparó desde la frontal del área en el minuto 27 y Stefanovic se hizo la fotografía. Posiblemente, el obsceno fallo del serbio tuvo un punto de mala suerte en el bote del esférico, pero en cualquier caso es difícil justificar esa acción y si la semana pasada el recuerdo de Kieszek se mantenía intacto, a lo largo de estos días, y para el choque contra el Tenerife, ese recuerdo se convertirá en realidad. La respuesta blanquiverde a ese 2-0 a la media hora de encuentro fue muy pobre, casi inexistente, mientras que los chavales seguían a lo suyo y poco antes del descanso lograban el tercero por medio de José Arnáiz, de nuevo. Un gol que requiere un análisis más profundo en próximos días y del que bien haría Carrión en tomar nota: desde su inicio -imperdonable y que radiografía lo que es este equipo- hasta su final.

La segunda parte fue un mero trámite, por más que Carrión realizara los tres cambios en los primeros 15 minutos de la misma. Baste decir que el primer disparo del Córdoba entre los tres palos, ayer, en el Mini Estadi, se realizó en el minuto 71. Choco Lozano anotó el cuarto y pudo, incluso, anotar un quinto, mientras que la primera ocasión clara para el Córdoba llegó nada menos que en el minuto 92, cuando ya los chavales azulgranas estaban pensando en el Luz de Gas.

Aquello del equipo con hambre, un Córdoba competitivo, lo del juego atractivo, lo del 1-4-3-3, lo de ser protagonista con el balón o aquello oído en Benahavís de que «la propuesta de juego del equipo va a enganchar a la gente» no ha resistido ni cuatro jornadas ligueras.

De hecho, lo único que ha dejado claro el cepillado objetivo en esta misma semana («el objetivo es que estén contentos con el club y el equipo») es que este Córdoba está hecho un cuatro.

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Ficha técnica

Barcelona B: Varo; Costas (Tarín, min.74), Martínez, Fali, Cucurella; Oriol Busquets, De Galarreta, Aleñá; Vitinho, Arnaiz (Alfaro, min.68) y Abel Ruiz (Lozano, min.61).

Córdoba: Stefanovic; Fernández, Caro, Josema, Pinillos; Edu Ramos, Sergio Aguza (Markovic, min.56), Javi Lara; Jaime Romero (Guardiola, min.46), Jona (Alfaro, min.63) y Javi Galán.

Goles: 1-0: Aleñá, min.21. 2-0: Arnaiz, min.27. 3-0: Arnaiz, min.38. 4-0: Lozano, min.66.

Árbitro: Areces Franco (Comité Asturiano). Amonestó a Galarreta (min.68) y Busquets (min.84), por parte del Barcelona; y Aguza (min.48), Javi Lara (min.51), por el Córdoba

Incidencias: Partido de la cuarta jornada disputado en el Miniestadi ante 2.804 espectadores.