La frase tópica de que la práctica del deporte entre los niños sirve para inculcar valores de respeto, deportividad y compañerismo para toda la vida se hizo real en Baena. Tenía lugar la segunda parte del partido de semifinales del campeonato andaluz benjamín de fútbol sala que enfrentaba al Sporting Benamejí y a La Salle. Ganaba La Salle por 2-1 cuando un jugador del Benamejí cayó al suelo lesionado. Los niños lasalianos, pese a que desde el banquillo les avisaron, no oyeron nada debido al ruido que había, siguieron jugando y marcaron un gol. El técnico de La Salle presente en el pabellón, Carlos Alarcón, cogió entonces a sus jugadores y les convenció de que eso no era juego limpio y les convenció de que tras sacarse de medio campo se dejaran marcar un gol. El público dio una cerrada ovación a los jugadores de La Salle al producirse el gol que situaba el 2-3. Al final terminó ganando ese partido y el título el Benamejí, pues venció a este otro equipo cordobés por 4-3 y al Alhendín por 2-1 en la final. La Salle acabó en el tercer lugar, venció al Torremolinos por 9-7 en el partido por el bronce, pero fue el campeón del juego limpio.

El segundo entrenador de La Salle, Carlos Alarcón, dirigió a estos jugadores en ausencia del primero. Según Alarcón, “nosotros en el club inculcamos a los jugadores que tienen que ser compañeros todos dentro del equipo y que a su vez deben respetar a los rivales. Ese gol no fue justo que lo marcáramos, pues no está de acuerdo con los valores del club y el colegio. Estoy seguro de que cualquiera de mis compañeros entrenadores habrían tomado la misma edición que yo”. Alarcón recuerda que “cuando entramos en el comedor tras el partido empezaron a aplaudirnos los niños y los padres del otro equipo y los niños se emocionaron. Tras la comida empezaron a jugar juntos. Pasó lo que queríamos, pues entre los niños hay que enseñar deportividad para que cuando sean mayores no sean protagonistas de esos hechos que muchas veces vemos”.