El Oporto, probablemente el mejor vendedor del fútbol europeo, dio el golpe final en el mercado de invierno con la operación más cara. A última hora del lunes, cuando la ventana para hacer transferencias estaba a punto de cerrarse, el club portugués y el Stoke City concretaron el traspaso del franco-belga Giannelli Imbula por 24 millones de euros.

Es un medio centro zurdo de 23 años que apenas ha estado media temporada en el Oporto, tiempo suficiente para que el astuto presidente Jorge Pinto da Costa le haya sacado una sustanciosa plusvalía. En la operación hay otro ladino: el padre del futbolista, Willy Ndangi, que además es su agente y va acumulando ganancias por comisiones con cada traspaso.

Imbula fue, en junio pasado, el fichaje más caro en la historia del fútbol portugués. El Oporto pagó 20 millones de euros al Olympique de Marsella por este joven jugador, alto (1,86), delgado y decidido, buen pasador aunque algo chupón, con dotes para organizar el centro del campo. La prensa francesa informó en su momento de que el padre y agente se había embolsado dos millones de euros con la operación, cantidad que él negó. La cuestión es que Imbula era pretendido por varios clubs.

En el equipo de Casillas ha disputado 21 partidos, en los que no ha marcado ningún gol. Los últimos meses, ha declarado Imbula ya con la camiseta del Stoke, "han sido muy difíciles" en Portugal. El nuevo compañero de Bojan Krkic, Marc Muniesa e Ibrahim Afellay en Stoke estaba exultante en sus primeras declaraciones como rojiblanco: "La Premier es el mejor campeonato del mundo y ha sido muy importante el interés que Mark Hughes ha mostrado en mi".

El contrato es por cinco temporadas y el padre del jugador, sin perjuicio de otras prebendas que no han sido reveladas, se ha asegurado un 15% de un hipotético futuro traspaso.