Sin saber muy bien para qué, el Córdoba tiene a su filial en Segunda División B, aunque tiene pie y medio en Tercera. Hasta la presente, el segundo equipo ha servido más para proyectar a entrenadores que a jugadores: Rafa Berges, quien compuso el filial que después se quedaría Pablo Villa, y Romero. Los tres pasaron al primer equipo. Todos menos Pepe Puche.No obstante, lo que es subir a jugadores...

Este año, solo ha ascendido Florin Andone, a quien ya en verano se le buscó una cesión en algún equipo de Segunda. Se habló del Mallorca. Con Pablo Villa en el banquillo del primer equipo, hasta cinco canteranos debutaron en la categoría de plata: Bernardo, Rafa Gálvez, Dani Espejo, Juan Guerra, Mendi y Dani Pinillos, amén de Campabadal y Fran Cruz.

José Antonio Romero, cuando era responsable de las categorías inferiores, siempre sostuvo que el objetivo primero del filial es el de nutrir de jugadores a la primera plantilla y, después, el de competir. No obstante, en el segundo equipo --atendiendo a la clasificación-- no hay plantilla capaz de dar el salto de Segunda B a Primera. Dos categorías. Las mismas que habrá el año que viene a menos que cambie mucho el equipo de Luis Carrión.

El filial, tal y como está planteado, no deja de ser otra apuesta del club. Está plagado de jugadores de fuera (fichados), mientras que los canteranos buscan acomodo en otros clubs, y confiar en que algún jugador haga algo destacable y poderlo vender. Así funciona la fábrica cuando los productos son de importación.

Ahora bien, esta temporada, si finalmente se logra la venta de Florin Andone por lo que se está hablando (unos tres millones de euros) ya se habrá rentabilizado el paso del B por la categoría de bronce. El presupuesto del filial blanquiverde en Segunda B es de unos 800.000 euros por temporada, amén del pago aquel que hubo que hacer de 300.000 euros para comprar la plaza.

Además, este año los juveniles están en División de Honor y Liga Nacional, con lo que las generaciones venideras llegan más fuertes.