Hoy termina el mes de mayo, el último completo con competición liguera en Segunda, del que sale el Córdoba con la permanencia apalabrada después de sufrir siete de los nueve meses largos de competición por algo muy diferente a lo que había planteado el club en verano. De las aspiraciones de ascenso se pasó, ya en noviembre a mirar hacia abajo. Y la vista ya no se desvió a ningún otro sitio. Al igual que en los éxitos, el fracaso en una temporada no se puede achacar a un solo factor, sino a la conjunción de varios. Unos, desde luego, con más peso que otros. El primero, probablemente, se produjo al final de la anterior temporada, cuando siendo uno de los tres máximos aspirantes al ascenso, se entró sufriendo en play-off y, a pesar de caer eliminado, desde el club se valoró la campaña como sobresaliente. Cronológicamente, el objetivo para esta temporada se puso en el ascenso.

Pretemporada e inicio esperanzadores

Se finalizó la pretemporada con cinco triunfos, dos empates y dos derrotas, ante el Granada y el Recreativo. Buenas sensaciones, aunque fallos en defensa que recordaban al equipo de la anterior temporada. La confección de la plantilla dejaba interrogantes, demasiados, ya que en el estreno liguero ante el Tenerife, por ejemplo, Oltra disponía de un solo delantero, Rodri. La ventaja, que los chicharreros llegaban también sin puntas, ya que Nano había sido traspasado esa semana y Lozano no estaba disponible.

En esa última quincena de agosto, se asistió a no pocos brindis al sol por parte del club, asegurando que había hecho ofertas por David Rodríguez (con una cláusula de seis millones), Roger (que estaba en negociaciones de renovación) o Juan Muñoz. Obviamente, el problema de la entidad blanquiverde es que no podía competir económicamente con otros clubs que tenían el potencial económico que el mismo Córdoba debió tener tanto la pasada temporada como la actual. Pero no fue así. Por contra, las ventas de jugadores como Florin, principalmente, o Fidel, no significaron nada en el presupuesto deportivo de la entidad. A pesar de todo, Oltra logró cuatro puntos en las dos primeras jornadas y cerraba agosto en puestos de play-off.

Cierre con dos puntas y la misma defensa

El último día de mercado de agosto dejó una sensación de abandono. Emilio Vega advertía de que no iba a haber novedades. Y no las hubo, con lo que la plantilla se quedaba con tan sólo dos puntas y casi con la misma defensa titular de la pasada campaña, en la que encajó casi 60 goles, la sexta más floja de Segunda. Oltra veía el plantel «mejor» que el anterior, aunque «podemos tener algo menos de pegada, pero podemos tener otras muchas virtudes», como «ser más sólidos» defensivamente.

El Lugo, en El Arcángel, dio el primer aviso arrancando un empate tras sufrir dos penaltis, dudosos como mínimo, uno de ellos en el minuto 90. La grada, ya en la tercera jornada, cantaba «dónde están los millones». El plantel se quedaba con sólo 19 profesionales por la lesión de Pedro Ríos y la rocosidad buscada volvía a parecer una quimera al encajar cuatro goles en sólo tres encuentros. A pesar de la goleada en Huesca, Oltra mantuvo al equipo como el cuarto mejor del mes de septiembre y segundo en la tabla clasificatoria, justo detrás del Levante. Esos números tapaban mucho de lo que iba mostrando el equipo. Algunos defectos arrastrados de la anterior temporada, sumados a los nuevos: falta de alternativa en algunos puestos y ausencia de calidad en otros.

Cuatro de 15 y ni una sola victoria durante el mes

Esa descapitalización del equipo, sin un recambio del mismo nivel de los marchados y sin construir, al menos, un armazón, se basaba en que el plantel disfrutara de baraka durante toda la temporada. De que el nivel de suerte en lo que a sanciones y lesiones fuera inversamente proporcional al equilibrio del plantel o al dinero gastado en él. A la baja de un mes de Ríos se une la de Deivid, lo que dejaba al equipo con Héctor Rodas y Bijimine (cuatro meses antes en Tercera), como únicos centrales. Como mínimo, osado para un club que se autoproclama candidato al ascenso. Antes de la visita a Zaragoza, Luso advierte de que «mejor no mirar a largo plazo, porque hay 12 equipos con opciones». Con una gran actuación, Kieszek salva un punto en La Romareda. Tremón denuncia para su desalojo al Córdoba cuando el club había anunciado un mes antes la «nueva ciudad deportiva». Cisma y Antoñito también caen lesionados (un mes el zurdo) y Oltra debe tirar de Samu, al que se le buscó sitio en Segunda B hasta el último día de agosto, sin éxito. El técnico debe usar para los entrenos hasta siete jugadores del filial. Lo que parecía buena racha se convierte en octubre en cuatro puntos de 15. El quinto peor equipo. Pero el mes y medio inicial le mantiene en lugares de play-off.

La realidad estalla y se lleva a Oltra por delante

Si octubre pasa sin echarse una victoria al zurrón, noviembre termina de la misma manera y con aún peores números. Un solo punto de los 12 disputados en el mes de los Difuntos, en el que el blanquiverde es el peor equipo de la categoría en esos 30 días. Con el nivel de Rodas y la bisoñez de Bijimine, más las lesiones de Cisma y Deivid y los problemas físicos de Antoñito, la defensa de los casi 60 goles de la temporada pasada es reemplazada por lo que hay: nueve goles en cuatro encuentros. No se han previsto contingencias, no se ha elevado el nivel y no hay plan alternativo, por tanto. La marcha del tridente no es reemplazada ni en cantidad ni en calidad. Tres goles en esos cuatro encuentros. El equipo cae hasta el puesto 16, con 19 puntos, sólo dos por encima del descenso y a cuatro de las eliminatorias de ascenso. De nada sirve todo lo vivido la pasada temporada y al contrario que entonces, en ésta ocasión sí que la propiedad se decide a destituir a Oltra, que intentó hasta el último momento convencer a Carlos González, aún presidente, de lo contrario. Entre otras cosas, para poder exponerle que contra el Sevilla Atlético y otros rivales no tenía profesionales, ni tan siquiera, para completar la convocatoria. Unos días antes, González aseguró que estaría hasta el final.

Bolsa cerrada y catarsis institucional

Luis Miguel Carrión es la apuesta de la propiedad, ya que «triunfará en un grande en Primera, sin duda». La insistencia en la plantilla de «40 jugadores» contando el filial es el eufemismo empleado para advertir de que la bolsa seguirá cerrada y no se hará nada para dejar de ser el 12º límite salarial de la categoría tras pasar por Primera División e ingresar la ayuda al descenso la anterior temporada. El Córdoba, con algo más de un 25% es el club que menos dinero dedica al fútbol de toda Segunda y, a pesar de que en el cambio presidencial, con su hijo como máximo dirigente, se valora la entrada de Sergi Barjuán en el banquillo, el buen inicio de Carrión, con la eliminación copera del Málaga y los seis puntos de nueve disputados en Liga, decanta a la propiedad por su continuidad. Para colmo, la economía con él en el banquillo no se resiente. Carrión pelea fichajes para enero. Emilio Vega está cada vez más desautorizado y apartado y se impone la idea de la propiedad de no gastar, basada en los últimos sucesos deportivos: mirada de halcón para ingresar y ceguera absoluta e interesada para invertir.

Cambios, cambios y cambios

El club, pese a la situación liguera, se escuda en esos resultados de diciembre y en la Copa para insistir en no fichar. En los tres primeros partidos de enero sólo suma un punto. Carrión, que nada más llegar da galones a los chavales del filial y manda incluso a la grada a profesionales, ve cómo ese plan le dura apenas un mes. Se decanta entonces por ir reintegrándolos y, paralelamente, el 1-4-2-3-1 con el que había iniciado su nueva etapa pasa a modificarse hasta un 1-4-1-4--1 y hasta con un regreso al dibujo final de Oltra, con un 1-4-4-1-1. Ante la baja de Cisma y el nivel de Samu, el club se ve obligado a firmar a un lateral zurdo y se va a Grecia para traer a Bíttolo. También, ante el interés del Oviedo por Borja Domínguez, el gallego ve que es más fácil jugar en un aspirante al ascenso que en el Córdoba y el club le permite irse con una jugosa cláusula de compra. Su adiós obliga a fichar a Aguza, rescindido por el Alcorcón. Y, finalmente, Javi Lara, firmado por la insistencia de Carrión.

A pesar de que alguno ya jugó en ese mes de enero, el equipo suma sólo dos puntos de 12, el tercero peor de la categoría, lo que le mantiene sólo tres puntos por encima del descenso. El pequeño repunte con el catalán es el mismo, aunque más corto, que el arranque liguero de Oltra.

Más cambios con un resultado insuficiente

La mitad del mes de febrero se salda con dos derrotas: en Lugo y en El Arcángel ante el Huesca. El incidente poligonero de Bijimine deja al equipo obligado a tirar de Antoñito para el lateral y así situar a Rodas y Caro, únicos centrales de la plantilla, en el eje de la zaga. El Huesca, tras seis jornadas sin ganar se impone en El Arcángel. El problema con los centrales más los perfiles de Bíttolo y Antoñito hacen decidirse a Carrión por jugar con cinco atrás, ya que mediocentros sí que tiene. Debuta ante el líder. Pierde, pero el equipo transmite otra imagen y una semana después se impone en El Arcángel al Alcorcón. El Córdoba cierra el mes con sólo dos puntos de ventaja sobre el descenso y, obviamente, dice adiós a las eliminatorias de ascenso, que tiene ya a 12 puntos de distancia y con una decena de equipos por delante. En cualquier caso, los números de Carrión continúan siendo peores que los de su antecesor y el único triunfo de febrero, logrado a final de mes, sólo le sirve para igualar al peor Oltra. El catalán, en sus 11 primeras jornadas hace los mismos números que Oltra en sus 11 últimos encuentros, cuando llegó a encadenar siete jornadas consecutivas sin ganar. El catalán seguirá insistiendo con el 1-5-3-2 unas jornadas más, con una ligera, aunque insuficiente mejoría.

Contención, pero sin hacer daño al rival

El mes de febrero lo termina el Córdoba sin su director deportivo, Emilio Vega, tras ser destituido. El leonés cumplió el papel para el que fue firmado, el mismo que sus antecesores, y unos días después encuentra nuevo proyecto en el que trabajar en el Huesca. No hablaba con la propiedad en los últimos meses salvo que fuera estrictamente necesario, mostrando ésta de esa manera el destino que le tenía reservado.

Por su parte, el Córdoba finaliza el mes de marzo sumando cuatro puntos y como el noveno peor de Segunda en ese tiempo. Es evidente la mejoría, pero Carrión tiene otro problema añadido a todos los anteriores, que eran también los que padecía Oltra: la falta de gol. Defensivamente, poco más se ha podido hacer ante la confección de la plantilla y los problemas de lesiones sufridos por Deivid, Cisma, Antoñito más el affaire de Bijimine. El equipo está en números defensivos de la temporada anterior, pero al terminar marzo no suma ni un gol por encuentro: 27 en 31 jornadas, lo que deja a los blanquiverdes con un solo punto de ventaja sobre el descenso al terminar marzo. La suerte le da dos puntos extra en casa ante el Zaragoza con el gol de Markovic, pero le quita uno en Sevilla con aquel incomprensible error de Kieszek. Hace falta algo más.

Se acoplan los nuevos, llega Deivid y más cambios

Al igual que ha alternando golpes de buena suerte con otros de mal fario, lo cierto es que a este Córdoba, cuando le ha sonreído la fortuna, ha sido en momentos clave. Como la manera en la que inició abril, con aquel triunfo a ocho minutos del final con una chilena de Rodas. Con el crecimiento de Bíttolo, la recuperación de Antoñito y el regreso de Deivid, Carrión apuesta por volver a una defensa de cuatro y el equipo, que había puntuado algo más en marzo aunque de manera insuficiente, eleva el ritmo. Solo una derrota en los cinco partidos de abril, acumulando ocho puntos de 15. En cualquier caso, la irregularidad se mantiene. Derrota en Valladolid dando mala imagen, triunfo ante un Almería al que supo bloquear en El Arcángel y empates que hacen asomar de nuevo todos los fantasmas ante el Mallorca y el Mirandés, en casa. Los blanquiverdes, que han estado alguna semana anterior en puestos de descenso, cierran abril con un punto nada más sobre la zona roja. Dan igual los 32 goles anotados en 36 partidos. O los 45 encajados. Se trata ya de una carrera por la subsistencia en la que hay 10 equipos metidos en cinco puntos para evitar la caída a Segunda B. Carrión comienza a utilizar, de nuevo, a Javi Galán y se plantea ya el relevo en la punta de ataque.

El Arcángel apuntala la permanencia

Tanto la mejora en abril como los números de mayo se basan, esencialmente, en los resultados cosechados en El Arcángel. Lejos de casa, el Córdoba continúa dando la misma mala imagen durante todo el 2017, quizás obligado por la imposibilidad de mantener el nivel jornada tras jornada, buscando así pelear en El Arcángel, con el viento a favor, los puntos necesarios para la permanencia. En Getafe vuelve a dar una penosa imagen, mientras que en la siguiente jornada, ante uno de los mejores visitantes de Segunda, el Reus Deportiu, logra sumar los tres puntos, a balón parado y, cómo no, en los últimos minutos.

El equipo termina el mes ante un Oviedo que, teóricamente, se jugaba sus últimas cartas para entrar en la pelea por el ascenso, pero los blanquiverdes prácticamente lo arrollan. Dos goles en los primeros 10 minutos, un cuarto gol de golpe franco y los pocos elementos en contra se saldan a favor de los locales: un penalti fallado por Toché y un balón al larguero de Nando. Y, por supuesto, Pawel Kieszek.

El Córdoba suma siete puntos de 12 posibles en el mes de mayo, con alguna jornada muy favorable para sus intereses por los resultados negativos de sus rivales y cierra ese periodo con cinco puntos de ventaja sobre el descenso. La agonía finaliza.

Un punto y 'aquí no ha pasado nada'

Aún necesitará, muy probablemente, un punto para sellar matemáticamente la permanencia, pero se puede decir que el Córdoba de esta temporada ha logrado una salvación que durante al menos el primer trimestre del 2017 se veía, como mínimo, problemática. El mayor alivio puede radicar en presenciar el último encuentro liguero, ante el Girona, como mero trámite, cuando hasta hace muy pocas semanas aún se contaba con él para la consecución del objetivo redefinido, aunque nunca declarado por el club. Se inició el pasado verano con que «no podía ser otro que el ascenso». A mediados de campaña, antes del relevo burocrático en la presidencia, dicho objetivo «era marcado por el fútbol español», ya que no se quería reconocer lo que se atisbaba en el horizonte. Y, finalmente, tuvieron que ser otros, el propio Vega o Carrión, los que admitieran que lo que buscaba el equipo, lógicamente, no era otra cosa que la salvación.

A pesar de todo, la primera acción del club ha sido la de incorporar a tres chavales para el filial y renovar a Markovic para las próximas tres temporadas. Técnico hay -Carrión- y habrá más continuidades. Claro mensaje de que «aquí no ha pasado nada».