La Feria se cuenta según le va a uno. Y la futbolística, tanto al Córdoba como al Cádiz, les fue bien, sin locuras, sin malos rollos, sin peleas de madrugada por excesos de alcohol, tampoco sin fiesta ni alegría desbordada desde la entrada por la portada (léase, salida de vestuarios). Una noche de fiesta con paseíto, algo de aburrimiento, una copita y vuelta para la casa (o vestuarios) antes de que el sueño provocase la pérdida de consciencia en la grada. Lo justo para poder decir a los amigos y compañeros: «He estado en la Feria». No les fue mal. Ambos querían su puntito, lo justo y necesario para cubrir sus necesidades, mucho más perentorias en los blanquiverdes, por lo que si el punto sumado por el Cádiz era importante para meterse en las eliminatorias de ascenso, aún más importante era para los de Carrión, en su objetivo de salvar la categoría como sea.

Que llegues por El Arenal y lo primero que te topes sea un buen rato de colas de espera para que los nenes se monten en los primeros cacharritos se parece mucho al inicial cuarto de hora de ayer en el Carranza: un tostón. Estás en la Feria, pero no estás. Es un partido de fútbol, pero no.

Viendo que la cosa se enfriaba demasiado, el Cádiz dio una vuelta de tuerca y se hizo con el control del encuentro subido a los lomos de Salvi Sánchez, que le dio la noche a Bíttolo. Pero en ese primer y único envite claro de los de Cervera en todo el encuentro hubo un hombre que sobresalió, prácticamente el de siempre en esta última fase de campeonato: Pawel Kieszek. Apareció por primera vez el polaco al cuarto de hora, con un centro chut de Luis Ruiz que fue envenenándose progresivamente hasta el punto que el portero blanquiverde tuvo que emplearse a fondo para desviar a córner. Apenas un minuto después, de nuevo el polaco apareció en una acción parecida, aunque más escorada, a cargo de Salvi Sánchez, que se saldó al final con una falta de Ortuño a Caro.

Seguía el Cádiz creciendo y en una nueva acción, Garrido triangulaba con Salvi Sánchez, del que recibía el balón ya en el borde del área pequeña y, solo ante el polaco, éste salvó milagrosamente con una mano abajo, quedándose incluso con el balón.

A lo más que llegó el conjunto de Carrión en esta primera mitad fue a un centro pasado de Javi Galán al segundo palo al que no llegó Pedro Ríos.

El Córdoba copió el esquema de la pasada semana, con Edu Ramos por delante de la defensa, aunque en esta ocasión con Sergio Aguza menos adelantado que hace siete días ante el Reus. En cualquier caso, las noticias en ataque de los blanquiverdes fueron nulas, mientras que defensivamente sufrieron algo por las bandas. Demasiados nervios, detalles de la fragilidad ya demostrada a lo largo de la Liga y falta de mayor presión en el centro del campo. En cualquier caso, tras la primera media hora, el Cádiz bajó el pistón y sólo tuvo noticias el Córdoba de él a través de un golpe franco de Aketxe, que atajó Pawel Kieszek sin ningún problema. Muy diferente a lo ocurrido nada más salir de vestuarios tras el descanso. El vizcaíno sorprendió a balón parado con un lanzamiento plano y directo que superó con excesiva facilidad la barrera blanquiverde.

Volvió a necesitar el Córdoba del polaco en una acción de Salvi Sánchez, aunque el disparo le salió al extremo demasiado flojo.

Carrión movió el banquillo: dio entrada a Alfaro por Edu Ramos y, poco después, introdujo a Rodri por Pedro Ríos, pasando a un 1-4-1-3-2, con Alfaro a la derecha y Sergio Aguza de mediocentro por delante de la defensa.

Viendo que después de dejar a los nenes y volver al Real la compañía te lleva sólo por donde a ellos les gusta, el Córdoba tuvo que buscarse la vida para ver si la cosa mejoraba, ya que seguía en la Feria, pero sin nada que contar. Tomó el control del partido el equipo de Carrión. Cierto que con solo una ocasión, aunque enorme: nada más salir al campo, Rodri recibía de espaldas dentro del área pequeña, tocaba con el pecho, se giraba y, con todo a favor, disparaba al larguero. Un error increíble.

Continuó el Córdoba con el control del duelo ante un Cádiz comodón, sólo entregado a algún contragolpe que moría al borde del área cordobesista. Y los de Carrión, salvo esa opción a balón parado, tampoco transmitían la sensación de poder romper el sistema defensivo amarillo. Pero ocurrió lo impensable, un error, sí, pero también había que aprovecharlo. Bíttolo sacaba de banda hasta el punto de penalti, los centrales cadistas no acertaron a despejar y Alfaro, en el segundo palo, aprovechaba el bote para lanzar una volea que fue imposible de detener para Cifu. Como cuando has decidido ya volverte a casa y justo en la última caseta echas la última hora feriante del día con amigos a los que hacía tiempo que no veías. Un inesperado buen rato, por fin.

Faltaba aún más de un cuarto de hora para el final, pero no era cuestión de meter la pata, forzar la situación. Ya de madrugada y con mucha fiesta aún por delante, mejor dejarlo estar y dar el día por bueno, sin locuras.

Álvaro Cervera introdujo a Eddy Silvestre por Abdullah, a Nico Hidalgo por Salvi y a Santamaría por Ortuño. Por su parte, Carrión tampoco se cortó y el único cambio que le quedaba lo utilizó para meter a Luso Delgado por Piovaccari.

Al Cádiz le venía bien el punto para su pelea y el Córdoba puede tener -dependiendo de resultados- una permanencia virtual casi atada en caso de triunfo ante el Oviedo en El Arcángel, por lo que el punto en Cádiz se puede valorar como un notable pasito. Puede contarlo y queda Feria.

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Ficha técnica:

Cádiz: Cifuentes; Carpio, Aridane, Sankaré, Luis Ruiz; Garrido, Abdullah (Silvestre, m.74), Aketxe, Salvi (Nico, m.82), Álvaro; y Ortuño (Santamaría, m.85).

Córdoba: Kieszek, Antoñito, Caro, Deivid, Bíttolo; Ramos (Alfaro, m.56), Aguza; Pedro Ríos (Rodri, m.62), Lara, Galán; y Piovaccari (Luso, m.84).

1-0, m.50: Aketxe. 1-1, m.73: Alfaro.

Árbitro: Valdés Aller (Comité Castellano-leonés). Amonestó con cartulina amarilla a Deivid, Ramos y Lara.

Incidencias: Partido de la 39ª jornada de Segunda División A, disputado en el estadio Ramón de Carranza ante 14.175 espectadores.