Que no se te olvide

¿Recuerdas tu primer viaje? Sí, fue a Elche, me levanté a las seis de la mañana, más de cinco ho- ras de autobús, nos tiraron bengalas y apedrearon nuestro autobús. Empatamos y ya nos creíamos en Segunda.

Sale el Córdoba al campo. ¿Quién anima si todos graban? Al instante aparece el Real Ma- drid, camiseta rosa y más pitos. “¡Madridista el que no bote!”.

¿Recuerdas tu primera decepción? Sí, era mi tercer partido, contra el Coruña B, el campo abarrotado, un mosaico impresionante y nos metieron cuatro; la gente estaba llorando y llamaba mercenarios a los jugadores; a mí no me afectó mucho, al día siguiente fui al colegio normal.

Ya no quedan bufandas conmemorativas del partido de hoy. A las 15:42 dan las alineaciones, apenas se escuchan los nombres merengues entre tanto jolgorio. Hace sol y frío. “¡Si no eres un cateto, anima a tu ciudad!”, se oye desde el fondo sur. Un minuto de silencio recuerda a Litri.

¿Recuerdas la vez que más vacío estaba el estadio? Sí, fue contra el Isla Cristina. Era diciembre, ellos vinieron con juveniles y les cayeron siete. Vi el partido de pie, moviéndome de un lado a otro. No tenía a nadie a mi alrededor. Todo vacío. Casi ni se festejaban los goles.

A las cuatro y un minuto señalan un penalti a favor del Córdoba. Incredulidad. ¿Alguien mira a Ghilas? Todos lo graban. Parece irreal el marcador. 1-0.

¿Te acuerdas del partido más aburrido? ¡Cualquiera contra el Melilla! Contra el Melilla siempre eran un tostón y encima nos ganaban la mayoría.

El Córdoba se gusta y hasta sescuchan olés, pero pronto empata el Madrid. Mucha gente salta. “¡Madridista el que no bote!”. Cada vez que la toca Ronaldo hay un ¡buh! alargado.

- El Córdoba está empatando, madre mía.

- Pues iba ganando. - Ya lo sé, increíble.

El primer tiempo pasa volando. El aplauso más fuerte de toda la temporada. “Estoy orgulloso de mi equipo”.

Cierra los ojos y mira al sol, el sol de invierno. ¿Te acuerdas cuando solo había una cámara de televisión? Claro. Y en los descansos subía a lo alto de la grada y me quedaba mirando a la Mezquita. Pensaba, cómo puede estar esta ciudad en Segunda B.

Apenas había coches en El Arenal. Hoy está lleno, y qué cantidad de motocicletas hay. Queda poco sol en el césped. Cristiano presiona y más abucheos.

¿Y eras muy fan? Yo, muy friqui. Me hacía fotos con los jugadores, hasta con los rivales.

Suena el himno a dos bandas en el minuto 54. No hay silencios. Sin ver la pelota se sabe que pasa. Cristiano le reprocha a Juan Carlos su tardanza. Marcelo se desespera y grita. Asombro con el control de Bale.

¿Te acuerdas del ascenso en Cartagena? ¡Claro! Lo vi en Vistalegre porque no nos dieron entradas. ¿Y el de Huesca? ¡Ahí sí estaba en primera fila!

Florin se lleva las manos a la cabeza, y Bebé también cuando ve cómo el balón se estrella en el larguero de Casillas. "¡Sí se puede!". Ancelotti no se inmuta, con su gabardina negra.

¿Te acuerdas del descenso con el Valladolid? Sí, pero no lo vi en directo, me pilló fuera. Lo estaba escuchando por la radio y cuando acabó me fui a pasear solo.

El final está cerca. El Córdoba no afloja. ¿Queremos que acabe el partido? Roja a Cristiano, que se marcha con lentitud, arrogante, mientras se limpia la camiseta; Ancelotti le da una palmada.

¿Te acuerdas del mayor ridículo? ¡Cómo no! Ante el Realejos. Eran los últimos, jugaron sin portero y nos ganaron 0--1.

Bale bota el balón junto al punto de penalti. El estadio se queda helado. "¡Así gana el Madrid!".

Aún le queda un tiro al Córdoba. El último. Pero no, se va fuera. "Así no bajamos". Bebé y Crespo se quedan de cuclillas. "¡Córdoba, Córdoba!". Pantic se tapa los ojos. Nadie se va, tampoco los jugadores. Todo el estadio está en pie, rendido. Suena el himno a capela por tercera vez, triste pero orgulloso.

¿Y te acuerdas cuando vino el Madrid? Sí, el mejor partido al que he asistido en mi vida.