Después de disfrutar durante una década del fenómeno Mireia Belmonte, de entender que es fruto del talento, sí, pero también de un trabajo concienzudo para facilitarle el camino y no solo de la casualidad, la natación española ha decidido apostar por la metodología Vergnoux, el técnico francés (05/07/1973, Valence) que ha acompañado a la badalonesa durante todos estos siete años de éxitos: ganadora de cuatro medallas olímpicas en Londres y en Río, tres en Mundiales y 13 en Europeos.

Además de entrenador de Mireia y del grupo de ocho nadadores con el que trabaja en el CAR de Sant Cugat, el técnico francés asumirá el cargo de entrenador jefe de la natación española en el ciclo olímpico que conducirá a los Juegos de Tokio 2020 tras llegar a un acuerdo con la Federación Española.

«Hay 1.000 Mireias ahí fuera, solo hay que ponerse a trabajar», repite con frecuencia Vergnoux, inconformista por naturaleza, que asume una tarea más que exigente, dotarse de una mirada global e intentar cambiar una dinámica que está enquistada desde hace décadas en la natación en España, que solo ha producido una campeona olímpica en toda su historia. «España es tradicionalmente una potencia a nivel júnior. Y ganamos medallas. Pero no a nivel senior. Tenemos que pensar el porqué y el cómo se logra esa continuidad».

Vergnoux se siente a gusto desde la disidencia, afila siempre su discurso, incluso hacia su trabajo («el camino con Mireia ha dado resultados, pero puede que no haya sido el correcto. Quizás podríamos haber ganado más») pero cree ciegamente que el método que ha funcionado con la campeona badalonesa puede trasladarse a los demás. «Mireia es un talento natural, es única. Pero si tenemos un modelo, el conocimiento, un método que funciona con la chica campeona olímpica ¿por qué no lo trasladamos al resto?», cuenta.

Esa es una de las ideas que rondan por la cabeza deVergnoux, que será el máximo responsable de los equipos absolutos y se encargará de supervisar a los técnicos federativos. Por encima en el organigrama de la federación estará únicamente Albert Tubella, seleccionador de las categorías jóvenes en los últimos años, que asumirá el cargo de director técnico, mientras que José Antonio del Castillo, el seleccionador hasta Río, controlará el grupo 2 de trabajo del CAR. En Madrid habrá otro grupo de trabajo en la Blume bajo el control de Bart Kizierowski ySerafín Calvo.

«Hay que trabajar más y hay que planificar bien y explicar bien el camino. Lo importante es la implicación a largo plazo. El trabajo en largos ciclos. Muy poca gente sabe que 41 profesionales de una forma o otra han tenido implicación en la preparación olimpica de Mireia», desvela.

Desde su nuevo cargo, Vergnoux mantiene el discurso crítico con lo que considera una mala gestión. «Hay que buscar espónsors, aprovechar lo conseguido por Mireia en el buen sentido de la palabra. Empujar a los jóvenes. En el 2008, tras las dos medallas olímpicas de Londres, pregunté: ‘¿Qué vamos a hacer? ¿campus con niños, entenamientos abiertos? No hicimos nada’. Y ¿antes de Río? Nada. Lo de Mireia es único en la historia. Es de locos no aprovecharlo y eso frustra mucho», esgrime.

ELEVAR LA EXIGENCIA

El entrenador francés deja ver, incluso, su perfil de 'enfant terrible'. «Cuando digo que hay que ponerse a buscar a las próximas Mireias, todo el mundo me critica. Pero si digo que existen es porque lo sé. He entrenado y entreno gente que tiene tanto talento o más que ella, pero la gente no está dispuesta a pagar el precio», cuenta Vergnoux, exigente y obsesivo en el trabajo, lo que alimenta una leyenda de sargento de hierro que no se corresponde con la realidad.

«Hay muchos nadadores de élite que dicen que no son como Mireia. No aceptan el sacrificio. Pero cuando Mireia está un mes en Sierra Nevada no es un sacrificio. Es lo que quiere. Es un lujo entrenar a alguien como ella que lo tiene clarísimo. Uno tiene que saber qué es lo que quiere. Cuando pones tus objetivos encima de la mesa, también entran una lista de cosas para lograrlos. Lo que hago es ayudar a los deportistas a conseguirlo. Después hay que gente que está dispuesto a hacerlo y gente que no».

Desde ese perfil de exigencia máxima,Vergnoux sabe que no cuenta con todas las armas y el dinero para ese giro de 180º al que aspira («soy consciente de la realidad, sé de entrenadores que no ganan más de 800 euros y que necesitan un segundo trabajo para mantener a su familia»), pero intenta plantearse apuestas concretas. «Es evidente que no podemos competir con EEUU, que tiene más de 300 centros de alto rendimiento», reflexiona. «En mi grupo de trabajo busco algo complicado. Es probable que ni lo consigamos: contar con dos o tres nadadores que bajen de 15 minutos en el 1.500. Es muy específico. Pero si lo logramos, habrá pocos países (Italia, EEUU, Japón...) que lo tengan. No te va a dar una medalla. Pero a partir de esa dinámica, van a pasar muchas cosas. ¿Por qué no centrarnos en fondo, estilos, 200 mariposa? Imagina que lo hiciéramos con el grupo de chicas que hay en el 400 estilos (Mireia, Maria Vilas, Africa Zamorano, Catalina Corró...) Así lo hacen los americanos y los ingleses», reflexiona el preparador francés. «El perfil de los nadadores que existe hoy en día es más de fondo o estilos. Entonces vamos a ir a tope con eso. Eso no significa que no contemplemos otras ideas. De hecho tenemos que trabajar para mejorar todas las pruebas, del 50 al 1500».

ELOGIOS A TUBELLA

Vergnoux elogia el programa que ha llevado Albert Tubella en los últimos años para desarrollar el talento joven. «El programa 2020 ha empezado hace mucho tiempo y es muy bueno a este nivel. Eso sí que funciona y va a salir mucha gente», afirma, aunque considera que también será necesario un mayor nivel de exigencia en la élite. «Todos los nadadores que llegan al CAR tienen el mismo trato que Mireia, que es campeona olímpica. Atención, cuidados, médicos, físios... Y eso tiene que cambiar porque la gente se acomoda. Y está aquí para mejorar, no para pasar el tiempo. Hay que subir el criterio de selección. El CAR no es un programa social. Hay que cambiar la mentalidad de la gente. Poco a poco se puede. Y con la generación que viene, la de los júniors, vamos a intentar andar ese camino».

En el horizonte inmediato está el Mundial de natación de Hungría en julio. Pero el plan de Vergnoux es a medio y largo plazo. En su cabeza tiene perfilado el plan de trabajo para la cita de Japón de aquí a tres años y medio y piensa como trabajar con los jóvenes para el 2024 y fabricar nuevos talentos.

"En el 2013 tuvimos mucha suerte de tener el Mundial en casa y la gente se puso las filas después de los Juegos. Pero este Mundial va a poner a muchísima gente en su sitio. Nos va a pasar factura. Vamos a recibir muchos palos pero es una transición necesaria», cuenta el entrenador francés. «Creo que, al final, va a ser positivo. Este Mundial va a ejercer de filtro. Sabemos quiénes pretenden trabajar con un grupo de alto nivel para preparar algo grande. Es toda la generación de los jóvenes: María Vilas, Jimena Pérez, África Zamorano, Fátima Gallardo cuando se recupere de su lesión... En los chicos Albert Escrits, Hugo González, Joan Lluis Pons...Y a tres años vista, creo que podemos hacer un buen trabajo».