Dos genialidades de Leo Messi y otra de Philippe Coutinho en la segunda mitad derribaron el muro que el Alavés levantó en el Camp Nou, donde los azulgranas iniciaron la defensa del título con una victoria convincente (3-0) pero algo corta a tenor de lo que se vio sobre el terreno de juego. Liderado por el astro argentino, el Barça dominó de principio a fin un partido al que, por momentos, pareció renunciar el Alavés. Agazapado atrás, el equipo de Abelardo Fernández intentaba salir tímidamente a la contra, pero el balón le duraba un suspiro y apenas era capaz de pasar de medio campo.

El choque fue un monólogo azulgrana. Falto de ritmo en ataque, al Barça le costaba fabricar fútbol en los primeros compases del choque, pero presionaba tras pérdida con efectividad y recuperaba el balón en pocos segundos cada vez que lo perdía.

Solo al final de la primera parte aceleraron los de Ernesto Valverde en busca del gol que abriera el marcador. Dembélé se encontró con Pacheco cuando disparó dentro del área tras recibir una asistencia entre líneas de Messi y cruzó demasiado. También Suárez tuvo su oportunidad al ganarle la espalda a la defensa alavesista e intentar una vaselina sobre la salida del portero visitante, que sacaría Laguardia bajo palos. Valverde tuvo que mover piezas al descanso y puso más madera en la sala de máquinas. Recurrió al talento de Coutinho, sentando a Semedo, y devolviendo a Sergi Roberto al lateral derecho.

El Barça puso una marcha más al partido y el Alavés, cada vez más atrás, empezaba a sufrir de verdad para mantenerse con vida en el choque. Y entonces apareció Messi -siempre Messi- para forzar una falta en la frontal y ejecutarla magistralmente con un disparo raso y colocado que pasaba por debajo de la barrera y engañaba a Pacheco.

El crack de Rosario acababa de anotar el gol 6.000 en la historia del Barcelona -también marcó en su día el 5.000- y ponía a los azulgranas por fin por delante. El Alavés, el último equipo que ha ganado en el Camp Nou en Liga, había aguantado 64 minutos.

Messi pudo hacer también el 2-0 en la jugada siguiente, pero su disparo colocado se estrelló en el palo derecho de la portería defendida por Pacheco. Sin embargo, nada pudo hacer el meta del conjunto vasco en la siguiente intervención del brasileño, que se internó en el área y se perfiló para fusilar con la derecha y colocar el 2-0 a siete minutos para el final.

Desinflado el Alavés, que no puso a prueba ni una sola vez a Ter Stegen, el Barça olió la sangre y Messi insistió sobre Pacheco hasta que hizo el tercero en la última jugada del partido, cuando recibió una asistencia de Suárez para ajustar con la zurda al fondo de la red.