La impresión generalizada cuando alguien escucha la palabra ‘Cheerleader’ es la de una mujer o grupo animando a un equipo deportivo al típico grito de: “¡Dame un A!”. Los aficionados en Europa las recordarán, por ejemplo, bailando en el centro de una cancha de baloncesto y los americanos haciendo todo tipo de piruetas y coreografías en un tiempo muerto del juego.

Pero el ‘cheerleading’, como se llama la actividad, es mucho más que el simple acto de animar, gritar o saltar. El ‘cheerleading’ es un deporte reconocido en 2016 por el COI que esconde en sus entrañas horas de entrenamiento, dedicación y pasión. En el mundo hay más de 4,5 millones de asociados al ICU (Unión Internacional de Cheerleaders) y cuenta con sus propias competiciones a nivel internacional. Además, es una actividad de riesgo reconocida desde que, en 2006, Kristi Yamaoka se rompiera una vértebra después de caer de una pirámide humana. Es una práctica donde las lesiones son muy habituales.

El ‘cheerleading’ no nace paralelamente a los deportes sino que tiene sus propios inicios. Documentos de 1877 describen, en la Universidad de Princeton, al ‘Princeton Cheer’ -animador de Princeton-, un hombre que se dedicaba a gritar: “Hurrah, Hurrah, Tiger, Boom”, cántico que aún hacen los aficionados de sus equipos.

El 2 de noviembre de 1898, Johnny Campbell fue la primera persona que dirigió a la grada para alentar al equipo de la Universidad de Minnesota, convirtiéndose en el padre de la animación organizada.

LA MUJER ANIMADORA

Las primeras mujeres en participar activamente en un grupo de animadores fechan de 1923, cuando fueron admitidas en el grupo de la Universidad de Minnesota pero no fue hasta la década de los 40 cuando tomaron plenos poderes del ‘Cheerleading’.

El reclutamiento de muchos hombres para participar en la II Guerra Mundial precipitó que las mujeres no dejaran morir una actividad en creciente expansión en el mundo. Además, la escasa oferta deportiva de la que disponían las invitaba a formar grupos de animación. Desde entonces, las mujeres son mayoría en dichas formaciones -se estima que actualmente son el 97% del total-. En 1948, Lawrence Herkimer creó en Dallas la Asociación Nacional de Cheerleaders (ACA), que impartió las primeras clases y entrenamientos para iniciarse en la práctica de la animación.

En 1954, nacen las primeras profesionales del ‘Cheerleading’ enBaltimore. Los Colts, su equipo de fútbol americano, fueron los pioneros en contratar a un grupo de animadoras para amenizar los parones del juego y tuvieron tanto éxito que muchos conjuntos les emularon. Se hicieron comunes castings realmente severos entre los equipos profesionales, en los que miles de mujeres pretendían ser animadoras y donde el criterio residía mucho más allá de tener habilidades atléticas y coreógrafas. El primer requisito era estar de muy buen ver, pues el objetivo era atraer a los hombres a los estadios.

En la actualidad, las animadoras de equipos deportivos siguen rigiéndose por la máxima de la apariencia por encima de la habilidad. Una vez dentro la tensión no disminuye. Por ejemplo, las Sea Gals, animadoras de los Seattle Seahawks, no pueden beber, mascar chicle o tomar drogas en público para no manchar el nombre de la organización. Además, el mínimo cambio del tono de piel, peso, volumen muscular o de peinado puede acarrear el despido. Por si fuera poco, tienen vetado el contacto con jugadores, entrenadores, directivos y hasta con la mascota del equipo. Estas medidas no son exclusivas en Seattle, pues se repiten en muchos de los equipos profesionales.

‘CHEERLEADING' DE COMPETICIÓN

En la década de los 80 se empezaron a aplicar coreografías más complejas, piruetas más arriesgadas y un trabajo físico mucho más severo. En 1983, la cadena estadounidense 'ESPN' transmitió la primera competición de ‘cheerleaders’ del mundo, dando el pistoletazo de salida a los primeros equipos de animadoras formados exclusivamente para competir.

Desde 2003, los programas de animación de las universidades estadounidenses son reconocidos por la NCAA (Asociación nacional de deportes universitarios) como deporte competitivo y existen torneos a nivel mundial donde ya participan clubs -enEspaña hay nueve- de más de 100 países.

En 2016, el COI reconoce la práctica del ‘cheerleading’ como deporte y le abre las puertas a una posible aventura olímpica en los próximos años. “El ‘Cheerleading’ es un deporte de creciente popularidad y hemos notado que tiene mucho éxito en los jóvenes”, declaró Kit McConnell, director deportivo del COI. En 2018, la animación será una de las 37 modalidades deportivas que participarán en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires.