El triunfo vital de España ante Ucrania en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán con gol de Alvaro Morata, dejó la reivindicación del joven delantero que respondió con un tanto clave a la confianza del seleccionador Vicente del Bosque, el día que nació una nueva sociedad que invita a soñar: Iniesta-Isco.

Se esperaba con ganas el momento. La ausencia de Isco Alarcón en la lista del Mundial de Brasil por el premio de Del Bosque a jugadores que lo habían ganado todo y pondrían un punto final a su trayectoria en una gran competición y la lesión de Andrés Iniesta por la que no disputó los dos últimos partidos del 2014, impidió que los dos jugadores con más magia en sus botas del fútbol español se juntasen antes sobre el césped.

Para la historia quedará que fue en Sevilla, en una noche en la que se buscaron hablando sobre el césped un mismo idioma, invitando a la Roja a recuperar ese fútbol de toque vistoso. Iniesta haciendo de Xavi Hernández retrasando unos metros su posición. Isco haciendo de Iniesta. Hasta en 35 ocasiones conectaron, con brillantez mientras el físico aguantó. El desplome del equipo comenzó por ellos para sufrir en una segunda parte que hizo volver a caminar a España por el alambre.

La nueva apuesta de Del Bosque en la zona del nueve le salió bien, aunque no fue el mejor partido de Morata, que debe mejorar el entendimiento con esos bajitos que juegan a su espalda.

Incansable en la presión y lanzando continuos desmarques su trabajo tuvo el premio del primer gol oficial con la selección absoluta. Su huella la dejó imborrable en las categorías inferiores, con 32 dianas y un alto nivel de efectividad en la sub'21, con una media de un tanto por encuentro en sus trece apariciones.

Tras crecer en el fútbol italiano, asumiendo galones en la poderosa Juventus, nada amilana al valiente Morata. Una nueva lesión muscular de Diego Costa le abrió las puertas de la titularidad y con un balón picado dejó un tanto que es oro en el camino de España a la Eurocopa 2016.