A este lado de Despeñaperros comparten sesión de entrenamiento jugadores importantes para el proyecto de vuelta a Primera División con otros no tanto; unos, porque no tienen acomodo en la plantilla y lo saben desde hace mucho tiempo, con la incomodidad que eso genera en el grupo y, sobre todo, en el staff técnico y sus pobladas sesiones de ensayo --aparte de otros menesteres--; otros, simplemente, porque al final resulta que no son lo que se esperaba de ellos y hasta última hora se les busca una salida negociada y beneficiosa para ambas partes. Los nombres de los dos grupos se saben hasta la saciedad: el de los descartados y el de los transferibles. Eso por aquí. Pero es que al otro lado de los viaductos de Jaén, el Real Madrid, primer rival en Liga de los cordobeses (lunes, 20.00 horas), anda con los mismos problemas. Eso sí, los focos son más potentes y los nombres de enjundia: Di María y Khedira.

Ayer, en la rueda de prensa previa a la vuelta de la final de la Supercopa entre madridistas y rojiblancos de esta noche (22.30 horas, TVE 1), el entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, no habló en exclusiva de levantar el 1-1 de la ida y ganar el segundo título de la temporada, sino también de sus líos en la caseta.

Unos líos que enrarecen un ambiente que debería estar orientado cien por cien en la competición y que sumado a la acumulación de minutos por la Supercopa a doble partido ante un Atlético erosionador pueden servir de mucho a un Córdoba que sueña con dar el susto en el Bernabéu. Como señala el cordobés Toril, ex de ambos, en la entrevista anexa: "Es el momento adecuado, igual pueden darle un susto". Es la esperanza que hay.

SIN DISCREPANCIAS Pero en Madrid tienen un serio problema con Di María. Carlo Ancelotti desea seguir contando con el argentino, aclamado por los aficionados el martes ante los rojiblancos, pero ayer descargó sobre él toda la responsabilidad de la situación que ha provocado su idea fija de marcharse por no ver atendidas sus exigencias económicas. "Pidió irse y rechazó la oferta de renovación. Hasta el final del mercado va a buscar una solución diferente, pero por ahora es jugador del Madrid y lo utilizo como tal. No hay discrepancias entre el club y yo, todo lo hacemos juntos. Rechazó la renovación y por eso buscamos otra solución. Es una respuesta que tiene que dar Di María", dijo ayer el técnico italiano, que aclaró que si al final se queda, contará con él.

Nada que ver con lo de Khedira, a quien le queda un año de contrato por cuatro a Di María y en ningún momento ha planteado marcharse. El alemán debe tenerlo hecho para el año que viene con otro club de primera línea que le da los dos millones más que el Madrid se ha negado a pagarle. Las negociaciones para una posible renovación quedaron rotas en julio y el jugador ya sabe qué le espera.