El deportista de Castro del Río Miguel Ángel Troya es un triatleta de fondo al que le apasionan los grandes retos y las carreras, nunca mejor dicho, a lo grande.

Acaba de superar el Ultra Tri. Un triatlón distancia Ultraman celebrado el pasado fin de semana en Motril y que está considerado entre los más duros del mundo (más información en este enlace.

Troya ha competido en Austria y Estados Unidos. De hecho, para participar en un ultratriatlón como el Ultra Tri de Motril es requisito indispensable haber terminado al menos un triatlón distancia ironman o similar en un tiempo máximo de 15 horas en categoría masculina, y de 17 en categoría femenina.

En Motril, el reto ha sido de 10 kilómetros a nado, 421 en bicicleta y 84 kilómetros a pie. Todo ello en sólo tres días.

La Ultra Tri Motril ha sido el primer triatlón ultraman en España y en el han tomado la salida cuarenta y nueve atletas. No todos ellos han superado los 515 kilómetros de las tres etapas. El castreño ha quedado en la posición 21 de la general.

--¿Qué ha motivado a Miguel Ángel Troya a participar en una prueba tan dura y con tan poco reconocimiento mediático?

--Se trata de un simple reto personal, pues ya había hecho el ironman y esto era un poco más. La verdad es que nunca me lo había planteado, entre otras cosas porque necesitas un equipo de apoyo que esté pendiente de ti, y yo voy, o solo o con otra gente que va a hacer la prueba. Pero mi amigo José Carlos Gómez me informó de que esta prueba se iba a hacer por primera vez en España. También me dijo que si me animaba, él y Cristina Muñoz iban a ser mi tripulación. Así que me inscribí. Al principio estaba en la lista de espera muy atrás y tenía pensado hacerla al siguiente año, entre otras cosa porque el año anterior estuve casi parado por las lesiones. Pero la gente se fue quitando y entré.

--Es necesario un entrenamiento particular duro y constante, pero además serán necesarias una serie de cualidades, ¿cuáles?

--Para esta prueba en concreto, tienes que tener muy buen tejado. En muchos momentos te sientes totalmente extenuado y te quedan muchos kilómetros y muchos días por delante y tienes que saber “sufrir”.

--¿Es necesario ser de otra materia?

--No creo, todo el que quiera puede.

--En esta prueba extrema has nadado en la playa de Poniente de Motril, ¿en la inmensidad del mar se afrontan más riesgos que a pie firme?

--La natación fue muy complicada porque el mar estaba muy picado, el recorrido era un rectángulo muy estrecho, paralelo a la playa de dos kilómetros, al que había que darle cinco vueltas. Cuando recorrías el borde superior ibas a contra corriente y no avanzabas, y en las sucesivas vueltas era peor, porque el mar se iba poniendo con el tiempo cada vez peor. A la vuelta ibas muy pegado a la costa, y aunque ibas rápido las olas te zarandeaban e iba muy mareado. De la natación salí que casi no podía andar de lo mal que me sentía. José Carlos y Cristina me ayudaron a llegar a boxes. Tardé 4 horas 33 minutos. En boxes estuve unos minutos sentado, tomé agua, comí algo, me eché crema solar y me monté en la bicicleta para hacer 145 kilómetros.

--También has realizado casi quinientos kilómetros en bicicleta. El equivalente de Córdoba a Madrid, con el agravante de 145 kilómetros en bicicleta con un desnivel de 2.890 kilómetros.

--Más o menos. Son 421 km en bicicleta en dos días. El primero, que era después de la natación, eran 145 kilómetros con cerca de 3.000 metros de desnivel. El problema añadido era las condiciones de las que salí del agua. Estuve unos 40-50 kilómetros en que las piernas no me respondían bien. Encima, a los pocos kilómetros empezaba con un puerto. Creía que no iba a acabar en 12 horas la natación y la bici. Pero poco a poco me fui sintiendo mejor y en el segundo puerto subí muy fuerte e incluso adelante a varios compañeros. Tras el segundo puerto ibas paralelo a la costa y soplaba un aire infernal y encima el terreno no era llano había continuos toboganes. Y finalmente, subías a Vélez de Venaudalla y volvías a Motril por otra carretera que picaba hacia abajo, pero había un fuerte viento. Al final, tardé 10 horas y 54 minutos e iba el 23. Mi equipo, la verdad, es que estuvo sensacional y apenas se equivocó. Solo pequeños despistes que se subsanaron en un segundo sin perder tiempo. Que eso era otra dificultad añadida, te dan un plano y tu tripulación te tiene que guiar.

--Y eso solo era el primer día...

El segundo día eran 276 kilómetros con algo más de 5000 metros de desnivel, y con dos puertos muy duros, la subida a Trévelez y la de Cádiar-Albondon. La segunda tenía lugar en el km 200 y tenía cerca de 20 km. Aquí empezó a dolerme la espalda y los pies un montón. Pero bueno, aprietas los dientes y subes como sea. Tras el puerto, bajas a La Rábita y vuelta a Motril. Con un fuerte viento en contra. Con todo, me apreté y conseguí entran en menos de 12 horas; 11 horas 48 minutos y 55 segundos. Conseguí entrar en tiempo. En principio entramos en tiempo 14 personas, pero la organización decidió aumentar el tiempo de corte en 13 horas y conseguimos pasar 33 personas. Este día me quedé posicionado el décimo de la general.

--Por último como si la maratón ya no fuese una prueba durísima, que costó la vida al ateniense que anunciaba la batalla, has tenido que recorrer el equivalente a dos maratones. ¿No existen momentos en el que la fatiga ha tentado al abandono?

El doble maratón fue terrible. En principio empecé corriendo como lo hago en los ironman, que se me da bastante bien el sector de carrera. Iba a unos 5 minutos el km hasta el km 19. Pero a partir de aquí empecé a tener un dolor en los cuádriceps que parecían que se me iban a romper y fui corriendo, como yo digo, pasito a pasito, fue lo más sufrido. Con tod,o tenía muy claro que iba a acabar en tiempo. Así que con los dolores en las piernas seguí corriendo y sufriendo. Paré alguna que otra vez a comer y masajearme, pero poquito rato. En el km 70 iba totalmente destrozado, y como postre, una subida con tres kilómetros muy duros y un fuerte aire en contra. A mi lado había otro compañero y paró. Así que yo hice lo mismo y anduve con él los tres kilómetros de puerto. Tras eso eché otra vez a correr hasta llegar a meta. Al final tardé 9h y 10 u 11 minutos, muy contento por haber terminado. Y vuelvo a reiterar la fabulosa labor de mi tripulación José Carlos y Cristina, que desde el km 14 se pusieron a correr a mi lado y me estuvieron todo el rato animando y no dejaron en ningún momento que me faltara de nada.

--Como dice, ha estado acompañado en todas las pruebas por dos grandes atletas castreños, José Carlos Gomez y Cristina Muñoz, ¿en qué ayudan?

--Ya lo he explicado un poco. Me decían por donde tenía que ir y ellos eran los que me daban y preparaban los botes de agua e isotónico así como todo lo que iba comiendo en carrera, barritas, geles, fruta… Han sido sensacionales.