Llegó en busca de una ciudad que no aparecía en los mapas y, tres décadas después, se siente más español que británico. Hasta tal punto está cabreado con su país natal por culpa del Brexit que quiere acelerar la adopción de la nacionalidad española. Asegura que aún le duele cómo se tuvo que marchar del Osasuna, el club que él creía que era una ciudad, y hoy es un comunicador carismático. Michael Robinson (Leicester, 1958) se muestra reflexivo y tan mordaz como siempre en 'Es lo que hay... Mis treinta años en España'(editorial Aguilar) un libro escrito junto con el periodista Jesús Ruiz Mantilla en el que recorre su peripecia vital en la península Ibérica.

Risueño siempre, con la apariencia de sentirse "como un perro con dos rabos", según feliz expresión que heredó de una abuela, pero definitivamente reflexivo. "Quizá transmito una imagen de persona muy cachonda, pero tengo 58 años, y si a esa edad no te haces preguntas sobre ciertas cosas de la vida es que eres un inconsciente", explica este hombre corpulento que ganó la Copa de Europa con su querido Liverpool en 1984 y poco después decidió emigrar al continente, movido por su inmensa curiosidad.

LA HOSTIA EN LA IGLESIA

Cuando llegó a Pamplona, a finales de los 80, "allí solo había dos personas que hablaban inglés. El director de un club de squash y un profesor de inglés que vivía en Logroño, iba y venía". Así que se tuvo que espabilar para aprender castellano, no sin algún tropiezo embarazoso por culpa de compañeros de plantilla bromistas que le hicieron exclamar "la hostia puta" en medio de una iglesia.

Dejó el fútbol por culpa de una rodilla rota antes de cumplir los 30, todo se precipitó lamentablemente con una operación temeraria que también quebró su relación con el Osasuna, sobre todo tras un desaire del club a su hijo, Liam, cuando solo era un crío de 7 años, según relata en el libro. Esa es una herida que, como la rodilla, "nunca se ha curado".

Jubilado precoz, se zambulló en el mundo de la televisión, desde aquel 'El día después' -en el que llegó a contar como invitados-comentaristas con el 'president' Jordi Pujol y el entonces ministro Mariano Rajoy- hasta el brillante 'Informe Robinson' ahora en antena. Sus ángulos visuales siempre fueron originales; sus comentarios, sarcásticos. De los viejos tiempos del fútbol echa de menos un cierto espíritu romántico. "El fútbol -lamenta- está hoy secuestrado por el dinero".