Dos niños que no sobrepasaban los doce años se elevaban de puntillas para evitar el muro de piedra. El calor apretaba y las moscas lo volvían insoportable. Ante la incomodidad, los chiquillos se alzaron sobre el muro, agarrados a la red que se levantaba. Era la única forma que tenían de ver el entrenamiento del Córdoba. Junto a ellos, por el camino de tierra, no paraban de pasar bicicletas de montaña listas para emprender rutas entre hierbajos. Alguna se detenía. "¿Ese es Ferrer?". "Sí, es la estrella del equipo". "¿Pero sigue jugando?". Los niños sabían algo más de fútbol. "Venimos de San Pedro a ver a todos los equipos que vienen a entrenar aquí". Nunca antes les habían puesto tantos problemas. "Los últimos que vimos fueron el Celta y el de Karanka (el Middlesbrough)".

En la puerta del Marbella Football Center, un adolescente que se cansó de buscar trabajo en Córdoba vigila para que no pase nadie. Ferrer ha convertido las instalaciones en un refugio, aislado de todo. La doble sesión de ayer fue a puerta cerrada, por motivos "tácticos", según informó el club. Ni siquiera permitió los diez o quince minutos de cortesía para que los medios gráficos tomaran algunas imágenes. Tampoco está permitido realizar entrevistas personalizadas a los jugadores ni a ningún componente del cuerpo técnico, si bien el entrenador sí las concede a medios nacionales. Las ruedas de prensa no son diarias. Por el momento, en Marbella solo han hablado Xisco e Iago. La siguiente comparecencia, sin contar la del partido, será el martes.

Son los métodos de Ferrer, que ya avisó de que el salto de Segunda a Primera sería muy grande "en todos los sentidos". Durante la concentración del año pasado en Isla Canela hablaron tres futbolistas por día de forma personalizada con cada medio desplazado.

Este verano aún no ha habido ninguna declaración de los nuevos fichajes. Tan solo el primer día el entrenamiento fue a puerta abierta. No le quedó más remedio, pues las instalaciones también era usadas por el Celta y había un partido amistoso entre el Marbella y el Fuengirola, de ahí que no pudieran prohibir el paso a los aficionados. Desde el viernes, el Córdoba se ha quedado solo y el técnico ha echado el cerrojo, un método de trabajo arraigado en la escuela barcelonista y que ya practicó Sergi Barjuán en el Recreativo o el propio Pep Guardiola en el Barcelona.