La renovación de Lionel Messi por el Barcelona era una obsesión para la presidencia del club, sabedora de que al argentino le han rondado muchas dudas en los últimos años, hasta el punto de haber dilatado casi hasta el último momento el reenganche hasta 2021.

Después de darle el sí a su novia Antonella Roccuzzo en la boda del pasado fin de semana, el argentino también ha dado su aprobación a su club, alargando su relación hasta que cumpla 34 años.

Que Messi es el Barcelona no está en duda para el barcelonismo, tras los éxitos deportivos reunidos en los trece años que el argentino lleva liderando las riendas del equipo del Camp Nou. En total, 30 títulos.

Pocos dudan en el club azulgrana de que sin Messi el Barça se desplomaría por perder a su principal activo, el que casi siempre llega a tiempo para salvar los muebles. Así lo lleva haciendo desde hace años, y cuando no ha podido cumplir con su cometido el Barça se ha quedado sin títulos.

A pesar de esta perfecta comunión y de la necesidad vital que tiene el Barça de su jugador, Messi no ha tenido claro que el Barcelona iba a ser su última estación. Desde hace años, con toda la epopeya vivida en los juzgados y algunos encontronazos sufridos en el club, su mirada le ha llevado a contemplar otras opciones fuera del Camp Nou. Sí, Messi ha sopesado dejar el club en algún momento.

Para Messi, lo más importante es ganar, contar con socios de altura para ir a recoger copas, títulos colectivos e individuales, pero sobre todo los primeros. Messi quiere estar rodeado de compinches que complementen el fútbol que aún atesora, y esta filiación la entiende él que debe ir desde el banquillo hasta el campo, pasando por el palco.

La estrella del Barcelona es el icono azulgrana justo en el momento más exitoso de la entidad catalana. El delantero argentino lo ha tenido todo durante muchos años, títulos, éxito deportivo, familiar y dinero, pero la irrupción de la justicia en su vida, además de algún episodio complicado en el vestuario con algunos de sus miembros, llevaron al jugador a contemplar una salida.

Si Messi hubiese sido más decidido hace dos cursos, posiblemente el 10 de Barça no sería hoy noticia por el acuerdo de renovación hasta el 2021, pactado hace un mes y que se firmará el 15 de julio, sino que se hablaría de él como jugador de la Premier.

Messi no dio el paso por mil razones el año pasado, el de abandonar la que ha sido su casa desde que tenía 13 años, y el Manchester City se quedó sin el tesoro más preciado que existe en Europa.

El Barça sabía que Messi había hablado con el City, que su ejecutivo más importante, Ferran Soriano, no iba a poner ningún reparo en rellenar de ceros el cheque, y que Pep Guardiola lo iba a recibir con los brazos abiertos, como así se lo dijo personalmente en una reunión en casa del argentino. Y el Barça se temió lo peor.

Pero Messi no dio el paso. Por dinero no iba a ser, porque el City estaba dispuesto a todo. Sí quizá por el desafío de otra Liga, de otro idioma y, sobre todo, por dar un portazo en la que ha sido su casa. Y eso para él debieron ser palabras mayores.

Al final, el argentino decidió seguir en el Barcelona y evitarse el disgusto de salir en público y anunciar que dejaba el club de su vida por la razón que fuese, ya que ni City ni Barça iban a promover públicamente el fichaje ni su salida, respectivamente.

Tras las dudas pasadas y recientes, al final Messi ha decidido hacer un punto y seguido y aceptar la renovación hasta el 2021.

Conocida la sentencia del Supremo a finales de mayo, cuando el alto tribunal le confirmó la condena de 21 meses de cárcel por defraudar 4,1 millones de euros a Hacienda en tres ejercicios, parece que el jugador se siente más liberado, y especialmente después de haber contraído matrimonio hace unos días con la que ha sido su compañera en los últimos años, Antonella Roccuzzo, con la que tiene dos hijos.

Ahora solo aparecen en su horizonte el balón y el desafío de las competiciones: recobrar el cetro español y continental con el Barcelona y el monumental objetivo de ganar un mundial, el que está programado en Rusia el verano que viene.

Con 31 años en el 2018, parece que a Messi solo le quedará en Rusia su última bala para satisfacer a sus compatriotas, muchos de los cuales le siguen poniendo en duda su expediente sin el mundial que sí se celebra con Maradona.

Cosa diferente es el reconocimiento que Messi disfruta en Barcelona, donde la ausencia de un mundial, cosa que sí atesoran Gerard Piqué o Andrés Iniesta, entre otros, no es en ningún caso motivo de duda hacia el jugador argentino, todo lo contrario.

El Barça sabe que Messi no estará en ningún lugar como en Barcelona, pero para ello, para lograr su firma de renovación, ha tenido que esforzarse como nunca para satisfacer importantes sumas de dinero, además de garantizarle otro talante si acontece algún episodio judicial. Y corroborarle que seguirá rodeado de los mejores, aunque el club catalán continúa sin mover pieza en el mercado, más allá de la recuperación de Gerard Deulofeu.