Era mucho más que un patrocinador. Emilio Botín era un amigo personal de Fernando Alonso, con quien jugaba al golf en la Ciudad Financiera, con quien compartía bicicleta por los circuitos, cenas y confidencias. Comenzó su relación en la época de McLaren y la mantuvieron a pesar de todo en Renault para formar un triángulo que parecía perfecto junto a Ferrari. Pero el fallecimiento del presidente del Banco de Santander ha cortado el último gran vínculo afectivo de Alonso con la Scuderia.

Stefano Domenicali, el director del equipo, el hombre que más hizo por llevar a Alonso a Ferrari, se fue a comienzos de año, en una cascada de dimisiones, ceses de jefes técnicos y diseñadores que ha concluido con la marcha incluso del presidente de la marca, Luca Cordero di Montezemolo. Ferrari ha sufrido un desmantelamiento directivo y los nuevos, como el jefe de equipo Marco Mattiacci, hablan de "un plan a tres años" para volver a ganar un título. Sin vínculos personales, afectivos, Alonso se encuentra ahora en un equipo segundón, en plena transformación que, además, filtra, según sus palabras, informaciones que dañan el ambiente. "Me esfuerzo mucho en hacer piña, en comer con los chicos del equipo, en jugar al baloncesto con ellos para fomentar el buen ambiente porque creo que es lo que debo hacer. Que lleguen estas cosas de Italia pues es una pena porque en nada benefician a Ferrari, que es más grande que yo y que todos nosotros", dijo el jueves visiblemente enfadado.

Una maniobra muy factible

Descontento con las formas de Ferrari, hastiado de conducir un coche inferior, y aún tocado por la muerte de Emilio Botín, Alonso habló como hace casi todas las semanas con Flavio Briatore, su amigo, el dueño aún de algunos de sus derechos. Y el playboy italiano no tardó en descolgar el teléfono para llamar a Niki Lauda. "Claro que le queremos", dicen que contestó el tricampeón del mundo, uno de los jefes de Mercedes, en un momento de la conversación. Lauda, el principal consejero de Lewis Hamilton, comienza a estar harto de hacer de niñera. En seno del equipo, de puertas adentro, Nico Rosberg se ha hecho con el mando por su carisma, por su inteligencia. Se gana a cada mecánico, a cada ingeniero, a cada jefe con su alegría, sus modales, por su capacidad para hacer equipo, de devolver puntos a Hamilton --y no duden que fue así-- con una forzada pasada de frenada en la última carrera de Monza con la que le cedió la primera posición y los puntos que Hamilton reclamaba tras el encontronazo de ambos en Spa, que le hizo abandonar.

"No renovaremos a Hamilton", dicen que afirmó Lauda a Briatore. El inglés acaba contrato a finales de 2015. "¿Seguirá Alonso en Ferrari el próximo año?", le preguntaron a Marco Mattiacci al final de la carrera. "De momento, sí", contestó lacónicamente. Porque sí, también entra dentro de lo posible que ese cambio Alonso por Hamilton que Lauda y Briatore perfilan para 2016 pueda adelantarse al próximo año.