Lebron James vuelve a Cleveland. Miami pierde a una de las piezas del Big Three, actores principales de las cuatro últimas finales y ganadores de dos campeonatos. Pau Gasol emigra del calor de Los Angeles al frío de Chicago en busca de un tercer anillo que redondee su carrera.

Son tiempos de cambio en la NBA, una liga que se inicia esta próxima madrugada cargada de incógnitas y también de excelentes noticias, como el nuevo contrato televisivo de 2.000 millones de euros anuales a partir de la temporada 2015-16. Quién sabe si son las señales del principio de una nueva era, también para los jugadores españoles, enzarzados todos en episodios decisivos en sus carreras.

Frente a ese corrimiento de tierras de un campeonato siempre en ebullición, se alzan como modelo de estabilidad los San Antonio Spurs de los incombustibles Tim Duncan (38 años), Manu Ginóbili (37) y Tony Parker (32), vigentes campeones y guardianes del trono que los 30 equipos anhelan, bajo la impagable dirección de Gregg Popovich.

HERIDA RESTAÑADA El guion de la nueva temporada girará, en cualquier caso, alrededor de Lebron James y de su decisión de volver a casa, y enfundarse la camiseta de los Cavaliers, con las enormes expectativas que eso despierta. Con King James en sus filas, restañadas las heridas provocadas por su salida en el verano del 2010, se multiplican las apuestas que sitúan a Cleveland como los próximos campeones de la NBA.

De ser un equipo que quedó fuera de los play-off la pasada temporada, con 33 partidos ganados, han pasado a ser los favoritos para alzarse con el título en la Conferencia, según refleja la encuesta entre los mánageres generales de los equipos antes de que debute el campeonato.

No es solo la presencia de Lebron la que suscita tanto optimismo. También la llegada de Kevin Love, el alma de los Minnesota Timberwolves en los últimos años, y de jugadores como Shawn Marion y Mike Miller, nombres que se unen al de Kyrie Irving, un base que camina hacia el estrellato, MVP del último Mundial de España. Cleveland ha jugado fuerte, en una apuesta de presente por conseguir el título, aún arriesgando en la partida a los dos números unos del draft 2014 (Andrew Wiggins) y del 2013 (Anthony Bennett) a quien ha enviado a Minneápolis a cambio de Love.

Ahora o nunca. Ese es el mensaje que se desprende de su forma de actuar, pero no el que la franquicia y el propio Lebron envían, conscientes de que toda la presión del mundo estará sobre sus hombros. "Soy mucho más paciente de lo que era hace cuatro años. Ahora entiendo lo que se necesita para ganar un campeonato, que es lo más difícil que se puede aprender en una carrera", proclama James, en un mensaje radicalmente opuesto al que lanzó a su llegada a Miami.

Ese es también el discurso del técnico David Blatt, el hombre que hizo campeón de Europa el pasado mayo al Maccabi Tel-Aviv, inmerso en una aventura que jamás pudo imaginar. Primero su salto a un banquillo de la NBA, después la llegada de Lebron y, finalmente, la construcción de un equipo para pelear por el anillo.

La conquista del título invade también los sueños de los Bulls. La llegada de Pau Gasol (y también de Brooks, Mirotic y el rookie McDermott) deben darle el plus de talento ofensivo que necesitan unos Bulls que rozan la excelencia defensiva cada año bajo lo batuta de Thibodeau. Pero todo dependerá de la recuperación física del base Derrick Rose, tras sus dos graves lesiones de rodilla. De momento, sus expectativas son elevadas, hasta el punto de que los Bulls igualan a los Thunder y los Clippers (11,5%) en la encuesta sobre candidatos de la Liga entre los mánageres. En esa lista, los Cavaliers están ligeramente por encima (15,4%) con los Spurs claramente destacados (46,2%).