Afortunadamente, el partido contra Serbia fue diametralmente distinto al de Croacia. La clave estuvo en la descalificación de Viran Morros: estábamos con 4-6 y hemos marcado tres goles en inferioridad. Cuando defendemos, robamos y corremos, el equipo contrario tiene muchos, muchos problemas. Hay que destacar la labor oscura en defensa de Joan Cañellas y Gedeón Guardiola, los que más daño han hecho a los serbios y que han generado muchas pérdidas de balón. Entrerríos y Sterbik han estado mucho mejor y, ante una defensa abierta y con más espacios, Sarmiento se ha sentido más a gusto y Aginagalde ha hecho lo que ha querido.

Para mí, en el balonmano hay una norma básica: cuando en el partido hay situaciones especiales, como superioridades e inferioridades, tienen que jugar siempre, siempre, los mejores. En esas situaciones es donde se ganan o se pierden muchos partidos. Ayer tuvimos un ejemplo clarísimo. Cuando expulsaron a Viran ¿dónde estaba Ilic, el mejor jugador de Serbia? Y en lugar de recortar o incluso ponerse por delante, Serbia vio cómo jugando con uno más su desventaja aumentaba. La superioridad se la tiene que jugar el mejor; ya habrá luego tiempo para descansar. En España está claro: las superioridades o inferioridades las decide Alberto Entrerríos, que es nuestro mejor lanzador.

El partido contra Alemania será muy distinto, aunque somos favoritos. Los alemanes tienen problemas en defensa con adelantado, porque en la Bundesliga casi todos los equipos juegan con una defensa 6-0 muy plana para empezar a crear con facilidad. Lo mejor que tienen es la defensa y el portero. De la nueva generación en la primera línea destaca Christophersen, aunque solo tiene lanzamiento, y Fäth, muy joven y más jugón. Klein y Groetzki son muy peligrosos al contrataque. Si nos frenan el juego del pivote tendremos problemas.