Arton Senna abandonó McLaren y se marchó a Williams en 1994 en busca del mágico coche diseñado por Adrian Newey con el que su archienemigo Alain Prost acababa de lograr con facilidad su cuarto título mundial. Pero ese año, la FIA prohibió uno de los grandes avances de Newey: la suspensión inteligente. Sin embargo, el piloto brasileño siempre sospechó que Benetton había encontrado la forma de seguir regulando la suspensión, lo que le permitió a Michael Schumacher ganar las dos primeras carreras de aquel año, también la tercera en Imola --donde falleció Magic-- y hasta cinco más, que le dieron su primer título. El primero también para Benetton, llamado después Renault y ahora con el nombre de Lotus.

Los ingenieros de Enstone han vuelto a lograr, casi 20 años después, una suspensión inteligente y automática que cumple el reglamento, el secreto que permite a Kimi Raikkonen gestionar los neumáticos y, desde ayer, ser el más rápido a una vuelta, como sucedió en los ensayos del GP de Baréin (mañana, a partir de las 14.00 horas, TV-3 y A-3).

Los dos Red Bull, segundo y tercero, se quedaron a una décima, la misma distancia del cuarto, Fernando Alonso (Ferrari), incluidos sus problemas para completar su vuelta de forma limpia a causa del tráfico, lo que mantiene al asturiano con el cartel de favorito a la victoria.

Lotus, que hace ocho años ya ideó el mass damper para equilibrar las suspensiones de su F-1 (prohibido por la FIA a mitad del 2006, el año del segundo título de Alonso con ese equipo), comenzó a probar el FRIC (front and rear interconnected) en los test de pilotos de Abu Dabi, en el 2010. Es un sistema de válvulas que interconectan un sistema hidráulico a los cuatro amortiguadores y que equilibran el coche de forma automática cuando se inclina sobre el morro. Ese equilibrio permite mejorar la eficiencia aerodinámica del monoplaza y conservar mejor las ruedas. "Lotus tiene el más simple y, por lo visto, el mejor sistema", afirma Ross Brawn.