El Madrid prolongó su estado de gracia en el clásico, un encuentro que mitiga sus errores ante el Atlético y la Real Sociedad y le pone a un punto de su gran rival. En todo eso tuvo mucho que ver Isco, el chaval de Málaga que provocó que nadie se acordara de Bale, el fichaje de los 100 millones. Tampoco lo hizo el público que vio cómo su equipo lograba la novena victoria consecutiva entre Liga y Champions. Parecía una noche para Cristiano, pero desde esa sala de máquinas volvió a surgir la magia de Isco en ese 4-4-2 que ya alumbró al Madrid en Anfield y que ayer volvió a servirle para vencer al Barça.

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La forma en la que Isco se fue de Iniesta y Mascherano en el inicio del tercer gol no pasó desapercibida para el público. El Bernabéu coreó el nombre de Isco, lo que repitió cuando se retiró del campo. Tampoco Ancelotti se olvidó del jugador. "Ha hecho un trabajo fantástico, pero para ganarle así al Barcelona todos han tenido que estar a un gran nivel", afirmó el técnico italiano, que le besó al sustituirle. No hace mucho el entrenador aseguró que si Bale está bien "juega". Ayer, con Isco aún con el sudor en la camiseta, no solo reiteró el mensaje, sino que volvió a apostar por el jugador galés, "Bale es fundamental para este equipo. He dicho que va a jugar y lo reitero porque necesitamos más de 11 jugadores", resaltó Ancelotti.

Sin embargo, no será fácil devolver al banquillo al exjugador del Málaga después de su exhibición en la semana más importante en lo que va de temporada para el conjunto blanco.

Paradón de Casillas

Otro de los jugadores aclamados por la afición blanca fue Casillas, a quien el Bernabéu parece haber perdonado definitivamente. Ayer volvió a parecerse a ese portero que te da mucho más de lo que te quita. Iker volvió a colgarse el cartel de salvador con una parada inverosímil ante Messi. Para el capitán, para Isco y para un gran Benzema fue el homenaje del Bernabéu, que parecía destinado solo a Cristiano.