No ha jugado ni un minuto. Ha tenido opciones Valverde, no muchas, eso es cierto, de abrirle la puerta del equipo a Yerry Mina. Pero el técnico ha sido prudente, extremadamente prudente. Lleva el central colombiano, de 23 años, casi un mes en Barcelona y solo se le vio pisar descalzo el césped del Camp Nou con motivo de su presentación. Desde entonces, ni rastro del exjugador del Palmeiras, a quien Valverde ha querido proteger de una rápida exposición para no cometer errores que puedan, sobre todo, poner en peligro su continuidad en el club.

Es su primera experiencia en Europa después de llamar la atención de los ojeadores de grandes clubs por su brillante paso por Brasil. Pero ese central imponente, salvaje en su juego, en lo bueno y en lo malo, no ha tenido ni siquiera la posibilidad de hacer un Erasmus particular con profesores de ensueño: Piqué, Vermaelen y hasta Umtiti. Además, su oficio no es nada fácil en un equipo como el Barcelona donde el central vive más cerca de Messi que de Ter Stegen. De ahí, la extrema precaución del ‘Txingurri’.

Un fichaje de club

Era, además, un fichaje de club, algo que se había venido trabajando desde hace tiempo en la estructura deportiva. Pero sin que se le conozca paternidad propia a la contratación de Yerry Mina por 11,8 millones de euros, un central de enormes posibilidades, sobre todo físicas (mide casi dos metros), al que el momento en que ha llegado ­-en plena temporada, con títulos en juego y partidos delicados­- no le ayuda nada.

"Estamos ya en competición pura y dura, son momentos difíciles", subrayó el técnico azulgrana antes de visitar Cornellà. cuando le preguntaron si era el estadio elegido para que debutara el colombiano. Pues, no. Solo conoció el banquillo. Ni siquiera salió a calentar porque Messi, Sergi Roberto y Jordi Alba, por la fisura en la mano de Digne, fueron los tres elegidos. "Se está amoldando al equipo, esperando que el entrenador le de una oportunidad", añadió Valverde como si hablara de otra persona, admitiendo, eso sí, que tiene "depositadas muchas esperanzas en él".

Días de convivencia

Pero, de momento, solo se le ve en los entrenamientos, superada ya la emoción que le supuso conocer a Messi y descubrir el universo azulgrana. "Se me erizó la piel cuando Messi se me acercó", confesó Yerry Mina, un desconocido para el Camp Nou. Diríase que también resulta desconocido para el propio Valverde, quien aprovecha estas casi cuatro semanas de convivencia para ir integrándolo en el tejido táctico de un equipo tan complejo que hace chirriar a cualquier pieza nueva que no encaje a la primera. Un mal estreno puede envenenar todo.

"Yerry viene de otro fútbol y se debe amoldar a este. No hay posibilidad de hacer pruebas ni tampoco pretemporada. Estamos en competición y jugándonos ya muchas cosas", reitera el técnico, mientras el colombiano va conociendo su nueva ciudad acompañado ahora por Geraldine, su pareja, que llegó esta misma semana. Tiene tiempo libre también para reencontrarse con ‘La Roca’ Sánchez, su compatriota recién aterrizado en Cornellà.

Coutinho, el otro fichaje de invierno, aterrizó y jugó al instante. Poco o mucho. Pero ha participado en los cuatro últimos partidos. Yerry, en cambio, ni uno solo. Ha asistido como espectador privilegiado desde el banquillo a los duelos con el Espanyol (Copa), Alavés (Liga), Valencia (Copa) y Espanyol (Liga). Pero el verdadero problema es que desde su lesión a mediados de agosto pasado (sufrió una fractura del quinto metatarsiano del pie izquierdo que le tuvo tres meses de baja) apenas ha jugado. Tan solo cuatro encuentros con el Palmeiras y uno con la selección colombiana. La última vez que Yerry Mina pisó un campo fue el pasado 3 de diciembre ante el Atlético Paraenense. Hace ya más de dos meses y Mascherano, entretanto, disfrutando de amistosos invernales en Marbella con el Hebei chino.