Barcelona es la capital mundial del motor en las próximas semanas y también hace suya la polémica que más escuece sobre el asfalto: ¿es sexista que mujeres azafatas entreguen a Alonso, Rossi, Vettel, Márquez y Hamilton, por poner un ejemplo, sus galardones como campeones masculinos?

Los bólidos de Fórmula 1 regresan este fin de semana al Circuit de Barcelona y el próximo 11 de junio Montmeló se convertirá en el epicentro del motociclismo. Junto con este espectáculo de olor a gasolina, decenas de féminas con poca ropa aterrizarán en la capital catalana: son las llamadas 'paragüeras', mujeres atractivas a menudo con minifaldas y ropa escotada para erigirse en reclamo comercial y publicitario.

LOS PARTIDOS POLÍTICOS

Son las marcas patrocinadoras -o en algunos casos los propios equipos deportivos- los que contactan con las agencias de azafatas. Los requisitos varían según los casos pero suele haber un mínimo común denominador: mujeres jóvenes (en algunos casos llegan a superar los 35), sexis y altas. Su retribución varía dependiendo del circuito y del trabajo requerido, pero este sector puede llegar a pagar unos 1.000 euros por tres días de trabajo, según fuentes consultadas. Este 'dinero fácil' (o al menos rápido) hace que a menudo las propias azafatas no se consideren vejadas ni instrumentalizadas sexualmente, ya que la eliminación de su figura les privaría de pingües beneficios. En el otro extremo, varios partidos políticos reclaman el fin del negocio.

RECHAZO MUNICIPAL

El Grupo Municipal de ICV-EUiA en Montmeló planteará este martes poner fin de esta "cosificación" femenina. "La flagrante desigualdad existente entre mujeres y hombres no es un producto accidental ni inevitable en la evolución de las sociedades humanas, si no un desenlace de métodos interesados, contra los que hemos de luchar con contundencia", explican en su moción contra los patrones machistas en la publicidad.

De este modo, siguen los pasos de la corporación de Jérez de la Frontera. El pleno instó a Dorna a eliminar prácticas que utilizan el cuerpo de la mujer como "adorno y reclamo" para "captar la atención del público" en los eventos que promueva en el circuito. La propuesta, defendida por Ganemos Jerez, fue apoyada por PSOE e IU, mientras que PP y Ciudadanos se abstuvieron.

PROBLEMA GENERALIZADO

Este caso no es el primero que se suscita en Catalunya a cuenta del machismo en el deporte. La pasada semana, el teniente de alcalde de Derechos de Ciudadanía de Barcelona, Jaume Asens, y la concejal de Feminismos y LGTBI, Laura Pérez, se entrevistaron con la azafata que, contratada por Schweppes para el Trofeo Godó de tenis, tuvo que trabajar con minifalda y manga corta al aire libre con unas temperaturas de menos de diez grados y bajo la lluvia.

Ahora mismo, el Consistorio trata de corroborar estos testimonios,además de aplaudir la iniciativa y la "valentía" mostrada por la denunciante. "Resulta de una praxis machista en la que el cuerpo se convierte en un reclamo publicitario, una situación que desgraciadamente aún está normalizada en la sociedad", lamentaba el ayuntamiento de Ada Colau.

El deporte pionero en combatir esta práctica fue el ciclismo, donde varias pruebas (la Volta, la Vuelta al País Vasco y la Challenge de Mallorca) siguieron el ejemplo australiano y renunciaron a que hubiera beso en el podio, en un gesto que trataba de borrar que en 2013 el eslovaco Peter Sagan tocó el culo a una azafata en el Tour de Flandes. En tenis, el Másters de Madrid también se enfrentó a la polémica del machismo y hace tres años, el Mundial de Resistencia era el primer deporte de motor daba el paso adelante, suprimiendo a las ‘paragüeras’ de circuitos como Le Mans o Silverstone.