Puede que no quepa honor en una derrota, pero sí orgullo en la batalla y, tras ésta, el subidón de autoestima. El encuentro del Córdoba, ayer, es de esos de valorar sin mirar ni tan siquiera de reojo al marcador. En el minuto 76, Kroos firmaba el primer disparo del Real Madrid entre los tres palos. En ese instante, se miraba hacia atrás, a todo lo visto, vivido, palpado, oído, gritado y sentido y... Daba igual lo que ocurriera a partir de ahí. El conjunto de Djukic no solo había firmado, de largo, el mejor encuentro de la temporada, sino que había logrado empequeñecer a límites difícilmente imaginables al actual campeón de Europa. Tanto, que por parte visitante aparecieron la desesperación, las muecas, la manita por aquí, el pie por allá... Fue el punto más bajo al que cayó el conjunto blanco, empujado por la competitividad de un Córdoba que puso sobre el césped trabajo (muchísimo), solidaridad, ideas, velocidad y (¡ay!) un punto de inmadurez en las fases importantes del partido. Es lo único que se le puede reprochar a este Córdoba que ayer, incluso con esa ternura en los momentos claves del choque, no dejó de ser bello.

Como ante el Eibar, el partido se puso franco en el marcador para los blanquiverdes prácticamente en el primer minuto. Bebé disparaba casi en la frontal del área y Sergio Ramos le daba una colleja al balón. No lo vio Hernández Hernández (flojito), pero sí su asistente. Ghilas lanzaba impecablemente, arriba y a la izquierda de Casillas, para que El Arcángel fuera un rugido.

Los más timoratos en la grada se ponían de lado temiendo la reacción blanca, pero el Córdoba dejó claro sobre el terreno de juego que el rival iba a ser más merengue que nunca. Djukic, que generalmente ha sabido hacer rabiar al Real Madrid, planteó un encuentro más que incómodo al líder de la Liga. Sin caminos por dentro en estático, obligaba al enemigo a buscar las bandas. Pero tanto Bale como Cristiano, sin espacios, quedan inútiles como oreja de sordo. Fue lo más llamativo del conjunto de Ancelotti, que parecía enterrarse como el emperador Qin con sus propios guerreros de terracota, impávidos, bloqueados, sin saber cómo meter mano al adversario y siendo presa del nerviosismo progresivamente.

Pero el Córdoba no solo planteó el duelo para anular al rival, sino que también tenía plan para hacerle daño. Con el marcador a favor, la confianza fue plena. Contragolpes a cargo de Fede Cartabia, Bebé y Ghilas merodeaban siempre el área de Casillas, aunque faltó ese punto en los metros finales: llámese sangre fría, calidad, instinto asesino, pero todos con el denominador común del exceso de inmadurez.

El primer pago vino por ahí. El Madrid tan solo dio pequeñitos avisos a balón parado y así, en un saque de esquina, logró equilibrar el marcador por medio de Benzemá, pero no el partido.

Llegó el descanso con El Arcángel ofreciendo una cerrada ovación al Córdoba. Las caras de unos y otros eran un contraste más que llamativo y nada más volver de vestuarios, los blanquiverdes redoblaron esfuerzos en lo que estaban haciendo, prácticamente todo bien.

El póquer blanquiverde siguió haciendo estragos. Ghilas bajó en algo su intensidad y apareció de nuevo Fede Cartabia, que le ganó un balón dividido a Sergio Ramos para sacarse un disparo desde la frontal que no entró por la escuadra por un palmo. Poco después, Bebé recibía el balón casi en el área propia y se marcaba un carrerón de casi 80 metros hasta el borde del área pequeña de Casillas, a donde llegó sin resuello y sin fuerzas para el disparo. El luso repitió el mismo pecado de inmadurez, con línea de pase a dos compañeros, que en la primera parte cometieron Edimar o el propio Fede Cartabia.

El emperador blanco decidió cambiar soldado por soldado, Illara por Khedira, para adelantar a Kroos, pero Florin Andone avisaba de que el Córdoba no se conformaba con el empate. El enésimo balón que peleaba con Varane logró llevárselo al borde del área y tras el bote tocó lo justo para superar a Casillas por alto. El esférico tocó en el larguero ante la mirada de Carvajal y el suspiro de más de 20.000 almas.

En los últimos 10 minutos quiso arreglar el Real Madrid el desaguisado con la entrada de Jesé y pareció que no iba a poder. Un lanzamiento de Benzemá era respondido con eficacia por Juan Carlos, inédito hasta ese momento. Los locales sacaban pecho y admitían el intercambio cuando, quizás, hubiera sido más inteligente aprovechar los espacios atrás de un rival cada vez más volcado. Pero los de Djukic cabalgaban a lomos de su efervescencia y Rossi se incorporaba para disparar desde la frontal, demasiado alto, tras una buena combinación. La tensión acumulada ante el empequeñecimiento al que fue sometido por el Córdoba explotó en el Madrid a los 82 minutos con la agresión de Cristiano a Edimar, aunque tres minutos antes el luso ya había protagonizado una acción similar con Crespo. Siguió el intercambio de golpes y tras una falta a Bale en la frontal, el disparo del galés fue interceptado por el brazo de Fede Cartabia. Penalti, segunda amarilla y expulsión cuando apenas quedaban dos minutos para el final.

Un Real Madrid tan pobre que solamente logró tres puntos. El Córdoba, por su parte, se llevó mucho más para el futuro, que parte de él se ve en el presente: línea de juego, competitividad, ideas claras, esfuerzo sin reservas y, en muchos momentos, buen fútbol. Definitivamente, en El Arcángel sí hubo un grande: fue el Córdoba.

- Ficha técnica:

1 - Córdoba CF: Juan Carlos; Gunino, Pantic, Crespo, Edimar; Deivid, Rossi; Bebé, Fede Cartabia, Ghilas, Florin (Fede Vico, min.79).

2 - Real Madrid CF: Casillas; Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Marcelo (Coentrao, min.71); Kroos, Khedira (Illaramendi, min.63), James Rodríguez (Jesé, min.79); Bale, Cristiano Ronaldo y Benzema.

Goles: 1-0, M.02: Ghilas, de penalti. 1-1, M.26: Benzema. 1-2, M.88: Bale, de penalti.

Árbitro: Alejandro Hernández Hernández (Comité Las Palmas). Expulsó con roja directa al visitante Cristiano Ronaldo (m.82) y por doble amarilla al local Fede Cartabia (m.60 y m.87). Además, amonestó por parte del Córdoba a Rossi (m.56) y por el Real Madrid a Sergio Ramos (m.1), Khedira (m.62) y Carvajal (m.74).

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima jornada de Primera División disputado en El Nuevo Arcángel ante más de 21.000 espectadores, que llenaron el graderío. Minuto de silencio por Litri.