POSITIVO

1. Matices protectores

Posiblemente el aspecto más destacado tras el encuentro ante el Espanyol fue la sensación que dejó este nuevo Córdoba en el aspecto defensivo. No podía ser de otra manera con un doble pivote conformado por Ekeng y Luso Delgado. Ante un rival directo, los blanquiverdes consiguieron no sufrir en demasía atrás y se recuperaron sensaciones de la temporada pasada. Los laterales no padecieron y los centrales estuvieron, en general, cubiertos. La impresión de fragilidad mostrada en el pasado desapareció, salvo leves excepciones. Habrá que evaluar en el futuro.

2. Algo más 'intenso'

Los de Ferrer mostraron un punto más de eso que se llama intensidad. El Córdoba saltó al terreno de juego con más intención de competir. Más solidario, con más derroche físico, moviéndose --en esta ocasión sí-- como un grupo, sobre todo en ese pequeño salto en lo defensivo. Un ejemplo en ese pequeño aumento de la seguridad y la confianza estuvo en las subidas de los laterales, especialmente de Gunino. Saberse con las espaldas guardadas otorga ese plus. Las pérdidas de balón, con Ekeng y Luso atrás, no provocaban temblores.

3. El Arcángel, fundamental

Solo por ciertas actitudes demostradas por el conjunto blanquiverde --que no juego ni mucho menos brillantez-- la grada respondió rugiendo. La afición, antes de valorar otros aspectos, como condición previa innegociable pide esfuerzo y entrega. Y los hubo a raudales el pasado domingo. Tanto, que pudo valerles a los blanquiverdes para llevarse por primera vez los tres puntos de una tacada. Pero no será lo habitual. Hubo más respaldo en la grada que argumentos futbolísticos en el césped.

NEGATIVO

1. Errores persistentes

Más allá de dar un perfil más defensivo o de mayor seguridad con respecto a citas anteriores, este Córdoba insistió en un error fundamental: la ausencia de conexión entre líneas. Además, existe un punto contrapuesto en relación con rivales directos: la estrategia. Tanto en Almería como el pasado domingo se comprobó un escalón diferencial con respecto al equipo que estaba enfrente en lo que a saques de esquina o faltas laterales se refiere. El Córdoba, destinado a la catacumba de la clasificación, necesitará del balón parado como vía para la resolución de encuentros.

2. Mismo final a resolver

Vista que la inclusión de un mediocentro con perfil más técnico no daba el resultado necesario en cuanto a juego y conexión entre líneas, Ferrer optó por intentar dotar de mayor consistencia defensiva al equipo. Ganó en ello, pero el problema continúa ahí. Las asociaciones de los hombres de arriba, el entendimiento entre ellos y los caminos a seguir para encontrar la portería rival debe seguir trabajándose. Ante el Espanyol se disparó poco más de dos veces entre los tres palos. Casilla es bueno, pero solo Cartabia en una ocasión lo comprobó.

3. ¿Probar la recolocación?

Y justo en las individualidades que han de buscarse la vida de forma contínua en campo contrario será otro aspecto a trabajar. La mayoría de los intentos para hacer una transición rápida después de la recuperación fracasó ante el Espanyol. Ekeng no da el perfil, Rossi quedaba muchos metros por delante y Cartabia, demasiado escorado a la derecha e intermitente. Cuando se resuelvan éste y algún aspecto más, lo visto en el césped guardará consonancia con el respaldo de la grada.