Con Sergio García, Jon Rahm y Rafa Cabrera-Bello situados entre los 16 primeros del ránking mundial y la presencia añadida del barcelonés Pablo Larrazábal, el golf español se presenta con más fuerza que nunca en el inicio del Campeonato de la PGA, el último el último torneo del Grand Slam de la temporada, que se disputa a partir de este jueves y hasta el domingo en Quail Hollow, a las afueras de Charlotte (Carolina del Norte), donde defenderá título el estadounidense Jimmy Walker.

Tanto García, ganador del Masters de Augusta en abril, como Rahm, que se ha encaramado al sexto lugar del ránking, convertido ya en una de las revelaciones del circuito, aparecen junto a Jordan Spieth, Dustin Johnson o Ricky Fowler entre los candidatos al triunfo en esta 99 edición del torneo, que e ha anunciado que pasará a disputarse en el mes de mayo en lugar de agosto a partir del 2019.

El jugador castellonense compartirá salidas con los otros dos ganadores del Grand Slam de la temporada: Jordan Spieth (Masters) y Brooks Koepka (Open de EEUU) en uno de los partidos de la jornada. Una expectación similar despertará la actuación de Rahm, que jugará junto a Rory McIlroy y Rickie Fowler, dos de los jugadores que arrastran más público en los torneos.

“Me encuentro bastante bien de forma y este es un campo que exige poderío de tee a green”, dice Rahm, de 22 años, ganador esta temporada del Open de Irlanda, y segundo y tercero en dos de las pruebas de los torneos mundiales.

BERMUDAS PARA ENTRENAR

Las lluvias de los días previos, y las que se pronostican durante todo el torneo, complicarán aún más el recorrido de Quail Hollow. “La bola no está rodando nada y la sensación es de un campo muy largo”, dice el golfista canario Rafa Cabrera-Bello, que gracias a su victoria en el Abierto de Escocia y el cuarto puesto en el Open Británico ha ascendido hasta el puesto 16 del ránking.

Dustin Johnson y Jordan Spieth, en la vuelta de entrenamiento / WARREN LITTLE (AFP)

El cambio de fechas no es la única novedad que presenta el torneo. Por primera vez en la historia de los Grand Slam, los jugadores se han podido entrenar en bermudas, después de que la PGA (Asociación de Profesionales del Golf) aceptara a principios de año un cambio de normas, igual que hizo en el 2016 el Tour Europeo, rompiendo así uno de los corsés sobre la etiqueta de juego que aún arrastra este deporte. La norma solo hace referencia a las jornadas de entrenamientos, aunque es un primer paso que los jugadores han aceptado gustosos.

“Es mucho más cómodo cuando tienes que jugar en un clima cálido y húmedo como este. Yo creo que está bien. Que no hay nada de malo en que un golfista vaya con pantalón corto”, ha explicado el norirlandés Rory McIlroy esta semana en Quail Hollow, al ser preguntado al respecto.

SPIETH, A HACER HISTORIA

McIlroy, precisamente, es junto a Jordan Spieth uno de los jugadores que acaparan las miradas antes de que se inicie el torneo.

Lo de Spieth es evidente. A sus 24 años, el estadounidense se encuentra en condiciones de hacer historia con mayúsculas y convertirse en el jugador más joven en completar los cuatro torneos del Grand Slam en su palmarés, superando en seis meses la marca de Tiger Woods.

Después de su victoria en el Open Británico a mediados de julio en Royal Birkdale y de sus triunfos en el 2015 en el Masters de Augusta y en el Open de EEUU, es el único de los grandes que le queda para unirse a una pléyade de elegidos que también hicieron el pleno: Tiger Woods, Jack Nicklaus, Gary Player, Ben Hogan y Gene Sarazen.

“Creo que tendré muchas oportunidades para completarlo. Pero no tiene por qué ser ahora y si ocurre, perfecto”, asegura Spieth.

El favoritismo de McIlroy se debe a sus excelentes resultados en este campo, donde ha sumado seis top ten en siete apariciones, incluidas dos victorias. “Siempre me he sentido muy a gusto en este campo”, asegura el norirlandés.