Después de todo lo que hemos pasado por fin estamos en Nyalam, nunca creí que me diese tanta alegría llegar a un sitio así, pero la verdad es que estamos muy contentos de haber llegado.

Nuestra odisea comenzó ayer a las seis de la mañana, que partimos hacia la frontera, creímos que no iba a ser posible cruzarla ese día y tendríamos que pasar la noche en Zangmu, pero la suerte empezó a sonreirnos, cruzamos la frontera pero..., en todos estos casos hay un pero, no podiamos salir hacia Nyalam hasta las once de la noche.

Cenamos, descansamos un poco y a las once rumbo a Nyalam. La carretera, por así decirlo, es una especie de camino que va por la falda de las montañas dentro de un barranco. Bueno, pues lo que el año pasado era un mal camino este año lo están arreglando para construir una carretera, con lo cual el camino pierde el calificativo de "mal" para pasar a ser "peor imposible".

El viaje debía durar dos o tres horas, pero llegamos a las seis de la mañana, lloviendo todo el camino.

Por fin en el hotel --también por así decirlo-- hemos descansado unas horas y nos hemos ido a aclimatar subiendo a un pico desde el que se divisa todo el pueblo y en el que incluso sin nubes se llega a ver el Shisha Pangma.

Hemos subido casi 600 metros (desde los 3.800 metros de Nyalam). Todo ha ido muy bien y las sensaciones de ambos han sido muy buenas. Mañana, si no sucede nada, partiremos hasta Tingri (Tíbet), donde permaneceremos dos noches para seguir aclimatándonos.