Con 39 goles encajados en 21 partidos es muy complicado salvar al equipo del descenso a Segunda B. Esta idea debe quedar meridiana en la mente de los nuevos propietarios del Córdoba si se quiere evitar la debacle, sacando la chequera e invirtiendo en fichajes en la zona defensiva. Ayer, la endeblez de la zaga le costó un nuevo disgusto al equipo blanquiverde, que estuvo bien en ataque pero incapaz de solventar los escasos contragolpes sportinguistas. El equipo asturiano rentabilizó al máximo las pocas oportunidades que tuvo y, merced a los goles Michael Santos y Carlos Castro, tuvo siempre controlado el partido.

Romero repitió equipo, y de nuevo las carencias atrás resultaron evidentes nada más comenzar el partido. Al minuto 10 ya se iba por detrás en el marcador, y antes del 20’ la derrota era por dos goles. Mucho tiene que mejorar el nivel defensivo del Córdoba si se quiere iniciar una remontada, en serio, hacia los puestos de salvación. De los cuatro defensores que saltaron a El Molinón, dos son fichajes del pasado mercado veraniego, lo que dice bien poco de los encargados de confeccionar esta plantilla durante el verano.

Fernández, bien incorporándose al ataque, sufre lo indecible cuando debe defender a su par. Tanto es así que Isma López, que aún no había logrado ninguna asistencia hasta el momento, firmó ayer dos, una a cada delantero asturiano, en los primeros veinte minutos de partido.

Los González están dilatando el proceso de venta del club a Jesús León y Luis Oliver (Aglomerados Córdoba SL), que pueden encontrarse con poco más de una semana para acometer los refuerzos que tanto necesita el equipo, especialmente en la maltrecha parcela defensiva. Urge la llegada de un par de centrales que eleven el nivel competitivo, preferentemente con experiencia y brega. Con un equipo acostumbrado a mirar al área rival y las líneas adelantadas, tanto Caro como especialmente Joao sufren mucho con tantos metros a sus espaldas. Los entrenadores rivales lo saben, y potencian su juego a la contra y los balones en largo buscando los metros que ni el sevillano ni el portugués son capaces de cerrar con efectividad.

Mención aparte requiere Sergi Guardiola, un auténtico oasis goleador dentro de la dinámica lamentable del Córdoba. El delantero jumillano lleva ya doce goles marcados y es el segundo máximo anotador de toda la competición. Sorprende que un equipo que tiene a uno de los mejores artilleros de la categoría esté en puestos de descenso, y eso a pesar de que el atacante que se presumía sería la referencia de esta temporada, Jona, tiene pobres registros anotadores (solo tres goles en Liga). Nueva muestra de una planificación deficiente. El Córdoba marca pero le anotan más. Equilibrar este déficit en el mercado invernal puede convertirse en la clave para que la salvación sea una operación factible, y no una quimera utópica.