Cada semana coincido en más cosas con Oltra, aunque aún desde la distancia. Hago la precisión porque sigo pensando que esta plantilla no da para los objetivos marcados por mucho que acumule esta magnífica racha de puntos, mantenga a cero su meta y esté en la zona alta de la tabla. Mi análisis va más allá del partido a partido. A la contra. Como el Córdoba. Que no confíe en esta plantilla, en un concepto global, no quiere decir que no lo haga en sus jugadores. Ni en el técnico. Aunque resulte contradictorio, me apunto a su partido a partido. A no ser protagonistas aunque lo intenten sin argumentos. Me apunto, de momento, a sufrir como perros ante un puñado de cachorros con mucho descaro y buenos modos. Aquí, en Córdoba, si de verdad se quiere reconquistar a los incrédulos, si de verdad hay una apuesta clara por el ascenso y no por otros menesteres, lo que hay que hacer es seguir con el plan que hay y retratarse en enero. Antes algunos lo harán en diciembre, ante más o menos accionistas, pero como digo, harina de otro costal. En enero vendrá la apuesta (o no) de donde tiene que venir, del propietario. Porque de momento, me fío de Oltra, que sabe sacar provecho a esto. Me fío de los jugadores, que dan lo que tienen, les llegue o no para ser protagonistas. Y del dueño, que ponga medios en invierno para apuntalar esta plantilla si quiere volver a Primera, y entonces, me fiaré.