Los segundos tiempos están siendo una enorme losa para este Córdoba, que sólo se salva de ser aplastado por ella cuando el rival se muestra especialmente fallón de cara a la portería cordobesista. Como le pasó el pasado domingo al Mallorca, que disparó en 18 ocasiones contra el arco de Kieszek. Uno, el primero, se convirtió en gol; dos, en los minutos 13 y 27, fueron interceptados por algún defensor, y otros dos, en los minutos 34 y 38, no encontraron su objetivo. Ese fue el bagaje del Mallorca en la primera parte. El del Córdoba fue aún más pobre: los dos disparos de Markovic en el minuto 11 (el primero, rechazado por Santamaría) y el gol de Pedro Ríos.

En la segunda aún fue peor, porque los blanquiverdes dispararon tres veces: Juli en una ocasión y dos de Javi Lara, ambos en el minuto 67. Pero en ese segundo acto revivió el Mallorca, al menos ofensivamente, porque en ese segundo acto disparó en 13 ocasiones, 11 de ellas en la última media hora. Lago Júnior, Moutinho, de nuevo Moutinho (en la primera aparición de Kieszek, minuto 74), Zdjelar, Edu Campabadal, una vez más Moutinho y nueva aparición del polaco (min. 79), Zdjelar, Héctor Yuste (min. 86, con otra mano prodigiosa del portero blanquiverde), Lekic y Moutinho, de forma casi consecutiva y con el mismo final: heroicidad de Kieszek y, finalmente, Angeliño, con un disparo cruzado que terminó, como no podía ser de otra manera el domingo, con la intervención del portero cordobesista.

No es nada raro lo ocurrido en Mallorca, pero sí el resultado, ya que 22 de los 44 goles encajados por el Córdoba (el 50%) han llegado en la última media hora de los encuentros. Así, el Mallorca tuvo la misma opción (algo más aumentada, desde luego) que ha ofrecido el equipo de Carrión a todos sus rivales. Sólo que los hombres de Sergi Barjuan no tuvieron enfocado el objetivo. O, simplemente, no contaron con Pawel Kieszek.