Ajeno al terreno de juego, observando simplemente la evolución de Lucas Alcaraz en el banquillo, cualquiera puede intuir el desarrollo de un partido del Córdoba. Volvía el técnico a su casa. Se sentó, dialogó con algún fotógrafo y tardó cerca de quince minutos en levantarse. Los que estuvo el Córdoba dominando. El los alargó algo más. "Hemos mandado en el primer tiempo y ellos en el segundo".

El técnico mezcló autocrítica --"nos han sobrado 45 minutos"-- con coartadas --"ha faltado poder jugar con los cambios, el único táctico ha sido el de Beobide, y tras meter a Pepe (Díaz) no teníamos más argumentos ofensivos; las tarjetas también nos han condicionado"-- y elogios al rival --"el Granada ha jugado muy bien y lo mereció (el gol)".

El Córdoba rompe la racha triunfal de los de Fabri en su estadio, donde habían arrasado en los dos últimos choques, pero se va con un sabor agridulce. "No me puedo ir contento si nos empatan un partido en el último minuto, aunque es verdad que lo podían haber hecho antes, pero sí lo estoy por el primer tiempo que hicimos".

Dentro de las "muchas cosas que faltaron", Alcaraz quiso destacar una que a su juicio "nos pudo dar el partido": "Las contras". "Nos posicionamos mal y ataques peligrosos parecía que no lo eran, y algunos eran para sentenciar".

El granadino destacó la situación "boyante" que vive el Granada, "muy diferente" a la época en la que él estuvo.