La cruzada contra de la violencia en los campos de fútbol emprendida por la Liga de Fútbol Profesional (LFP) y los órganos disciplinarios del deporte no ponen freno a las agresiones verbales que continúan siendo moneda corriente en los estadios. Cornellà-El Prat volvió a ser el territorio más hostil para el Barcelona, cuyos jugadores fueron objeto de toda clase de insultos y vejaciones (sin que el árbitro,Mateu Lahoz, recogiera nada en el acta), pero que serán incluidos en el informe que la patronal futbolística envía al Comité de Competición y a la Comisión Antiviolencia. La posibilidad de que se proponga el cierre parcial de la grada del Power8 es remota, aunque se exigirá al club la identificación de los autores para proceder contra ellos y la entidad no se librará de una sanción económica.

La LFP utilizará varios videos que recogen buena parte de las actitudes censurables de los aficionados, así como el informe de su delegado para vigilar lo sucedido en las gradas, mientras que el observador de la Federación Española de Fútbol ha recogido y transmitido directamente su versión de lo ocurrido al Comité de Competición.

SIN CONSECUENCIAS

Al margen de los continuos gritos de "puta Barça, puta Barça" y "odio a los culés" de rigor, Piqué, Messi, Neymar, Suárez y Alves fueron los más castigados con improperios de todo tipo. "Piqué, cabrón,Shakira tiene rabo. Tu hijo es de Wakaso y tú eres maricón", tuvo que escuchar en varias ocasiones el central azulgrana, a quien el año pasado, con motivo de la visita del Barça a Cornellà-El Prat, le fustigaron con el grito repetido de "Milan muérete", en referencia a su hijo, sin consecuencia alguna.

"Messi subnormal", "Messi cabrón" y "Messi ladrón" fueron los piropos más comunes que tuvo que escuchar la estrella argentina, a quien también le gritaron en varias ocasiones "písalo, písalo" cuando se encontraba en el suelo después de haber sido derribado en falta. ASuárez le lanzaron dos zanahorias y le llamaron "conejo, conejo, perro de mierda", mientras que las puyas racistas fueron destinadas preferentemente a Neymar y Alves. Ambos tuvieron que tragar con insultos de "puto mono" y los consabidos sonidos simiescos de "uh, uh, uh" en repetidas ocasiones. Para Mathieu también hubo: "Vete a Francia, gabacho cabrón".

Y Mateu Lahoz sin darse por enterado. Además de la contradictoria explicación de la expulsión de Alba, a quien en el campo mostró la roja directamente y en el acta anotó que fueron dos amarillas por protestar, el árbitro valenciano no recogió en el documento más incidentes que el lanzamiento desde detrás de una portería donde estaban situados aficionados locales de "un palo de aluminio cuya dimensión aproximada era de un metro, si llegar a impactar en ningún participante del juego". El Espanyol se ha apresurado a aclarar en sus alegaciones que el palo era de PVC e inferior a un metro.

Hasta el momento, Antiviolencia solo ha propuesto el cierre parcial una vez, el 25 de febrero para el Benito Villamarín por los cánticos ofensivos contra la exnovia de Rubén Castro, y Competición no ha dictaminado todavía.