POLONIA: Bernacki; Lijewski (3), Lis (1), Kubisztal (2), Jurasik (1), Starczan (5, 1p), Dmytrusznski (3, 2p) --siete inicial-- Drobik (3), Wleklak (1), Paluch (2), Wuszter (2), Marszalek (ps), Nilsson (1) y Gorniak (1).

ESPAÑA: Barrufet; Masip (2, 1p), O´Callaghan (2), Olalla, Garralda (2), Hernández (3, 1p), Colón (1) --siete inicial-- Dujshebaev (3), Entrerríos (6), A.C. Ortega (6, 2p), Juancho (1), M. Ortega (3), Juanín (5).

CADA CINCO MINUTOS: 2-3, 4-5, 7-8, 10-12, 12-15, 16-17 (descanso), 17-20, 19-22, 21-25, 21-26, 22-31, 25-34 (final).

ARBITROS: Boye y Jensen (Dinamarca).

España recuperó la sonrisa en el partido clave de la primera fase del Mundial frente a Polonia, con una goleada por 34-25 que sirve para afianzar el rumbo correcto de los españoles hacia la segunda fase, aunque para ello queden, todavía, tres partidos por jugarse pero sólo uno comprometido, el del jueves ante Yugoslavia.

El equipo de César Argilés salió por fin de su letargo y de sus dudas tras la fase de preparación en Galicia. Los españoles, que parecían arrugados ante el plomizo y lluvioso clima invernal de Guimaraes, despertaron ayer con rabia y entusiasmo para dejar a los polacos aplastados, con un desenlace de encuentro cercano al recital.

España arrancó con su rostro más serio. La nueva generación de balonmanistas polacos, en su vuelta a un Mundial después de 13 años de ausencia, dio muestras enseguida de que cualquier secuencia de debilidad o error por parte española podía resultar nefasta.

Pero el equipo de César Argilés salió concentrada y con esa lección sabida de memoria, aunque con errores iniciales que, aunque pequeños, sujetaron a los polacos en el marcador. Progresivamente, el 5-1 defensivo de España se fue imponiendo, con Masip espléndido como avanzado.