Jorge Lorenzo estuvo enorme, fabuloso, monumental. Aleix Espargaró, brillantísimo. Marc Márquez, sobrepasado. Dani Pedrosa, en su línea, fallón. Valentino Rossi, herido. Romano Fenati, determinante. Alex Márquez, líder. Alex Rins, despistado. Jack Miller, sobradito. Maverick Viñales, magistral, único. Tito Rabat, rotundo. Mika Kallio, eliminado.

Alcañiz y su chirimiri añadieron emoción al Mundial de motociclismo. El Rufea Team --ya saben, la pista de tierra leridana donde los hermanos Márquez y Rabat se entrenan derrapando-- tiene los tres títulos al alcance de la mano. Alex ya supera a Miller por 11 puntos a falta de 100 (Japón, Australia, Malasia y Valencia). Rabat ya vuela con 33 sobre Miller. Y Márquez, pese a su error, "tremendo error", dejó Aragón líder y con más margen, un punto más sobre Pedrosa. Pese a su "tremendo error", tendrá, dentro de 15 días, el primer match ball en Motegi, en casa de Honda: si gana, repite título.

CAOS CON LA LLUVIA Se cumplió el pronóstico de que la lluvia podía cambiar la carrera de MotoGP y reducir la ventaja que tenía Márquez. Todo empezó en seco y, a mitad de carrera, cuando Rossi ya se había caído y estaba en el hospital (está bien, no pasó nada) y Andrea Iannone se volvió loco y voló al tocar un arcén mojado por seguir a los magníficos que quedaban, empezó a llover, a lloviznar. Era chirimiri. Pero las ruedas eran lisas. Y los frenos de carbono. Y con agua, poca o mucha, eso era sinónimo de cristal, de espejo.

Pero los chicos alados fueron más valientes, alguien diría que chulitos ("si alguien piensa que hemos sido chulos, no tiene ni idea de esto", dijo Márquez), y quisieron hacer más equilibrios que los demás. No entraron a cambiar su moto, ni a falta de seis vueltas (cuando entró el pícaro Espargaró, que acabó segundo, ¡plata de ley! con su moto casi de segunda mano), ni a falta de cuatro giros (como hizo el ayer mágico, pletórico, único, bicampeón Lorenzo y ganó). No entraron, no. Y Pedrosa se cayó a falta de tres. Y Márquez, a falta de dos. Pero como son tan, tan... se levantaron, siguieron y acabaron sumando tres y dos puntos. Para chulos, ellos (perdón, perdón).

UNA CARRERA LOCA "Yo entiendo a Marc", explicó Lorenzo. "Tiene suficiente colchón, está dominando el Mundial, ha ganado ¡11 carreras! y creyó que podría sobrevivir al agua. Pero no, con lisos es imposible correr. Ni una, ni media vuelta". Lorenzo, que habló de una carrera "absolutamente loca", reconoció que el deporte te proporciona estas alegrías. "Cuando crees estar perdido, derrotado, superado, cambia todo, se equivocan los otros, aciertas tú, levantas cabeza, te lo crees, aprietas los puños, los dientes y ganas".

Y así fue. En la misma vuelta (faltando cuatro) en que Lorenzo detectó que rodaba mucho más lento de lo que debía y decidió entrar a cambiar ("la cuenta que hice fue sencilla: me quedo y acabó quinto o me caigo; entro y acabo 15º o gano"), Márquez y Pedrosa creyeron que sobrevivirían, pero cometieron un error.