Uno de los problemas deportivos más visibles que ha tenido el Córdoba esta temporada ha sido la falta de continuidad, las constantes rotaciones en el once, bien por lesiones, sanciones o decisiones técnicas. Porque de lo que no se ha visto dentro de la caseta, se ha ido sabiendo que era mal ambiente. Dentro del vestuario, incluso, se tenía asumido el descenso desde el tercer partido de la segunda vuelta, con muchas disputas internas en una plantilla más que sobredimensionada. Tan sumamente amplia que hasta 15 jugadores --sin contar los tres últimos debutantes del filial-- han disputado menos de 1.000 minutos. El que menos protagonismo ha tenido de todo el plantel ha sido Carlos Caballero (7). Llegó lesionado tras romperse el cruzado en marzo de la pasada temporada. Para cuando debutó Djukic en el banquillo tenía el alta médica, pero tuvo que esperar al cuarto encuentro del serbio para que el vallecano tuviese sus primeros minutos en el Martínez Valero. Un par de minutos más en casa ante el Villarreal y fuera de lista hasta que salió cedido a Grecia. Los 19 minutos de José Carlos, también en el debut de Djukic y antes de su recaída, les hace sumar más protagonismo que Caballero. Ryder Matos, Iago Bouzón, Xisco y Havenaar les siguen en la lista de los menos utilizados.
Más curioso es el caso de López Silva, que empezó de titular la Liga y no disputó un solo encuentro en la segunda vuelta.
En el lado opuesto, Juan Carlos ha sido el más utilizado. Ghilas, que hasta su bronca con Djukic había jugado siempre que había estado disponible, se cayó de las cuatro últimas listas. Crespo, Cartabia y Pantic, fijos.