Hablar de finales puede resultar innecesario para algunos, para los que pretendan dejarse llevar en estos dos meses de competición, pero Esnáider no se encuentra en ese grupo. Todo lo contrario. Se muestra incluso molesto cuando se le sugiere que todo está perdido. "¿Cómo se motiva a un grupo para luchar por un imposible?", le preguntaron ayer en su primera comparecencia intersemanal como técnico del Córdoba. "Primero, no me parece imposible, es bastante posible, así lo veo yo por lo menos. Con este grupo y el nivel de concentración y agresividad que tiene entrenando, es fácil motivarlo. Simplemente con hablar con ellos, con estar cerca y dando las ideas que irán asumiendo". Así que teniendo en cuenta esta postura, el conjunto blanquiverde encarará mañana la segunda de las nueve finales que auguró Esnáider en su presentación. Claro que conforme pasa el tiempo y disminuyen los puntos en juego, estas finales se cargarán de más dramatismo, pues cada pinchazo se convertirá en un escape de ilusión y realidad.

El Córdoba visita mañana el campo del Hércules, otro equipo necesitado, confeccionado para subir a Primera --el año pasado disputó las eliminatorias de ascenso--, pero que se ha pasado gran parte de la temporada en puestos de descenso. Ahora mismo es el cuarto por la cola, a un punto de la salvación. Eso sí, su dinámica es más positiva que la de los blanquiverdes. Acumula seis partidos seguidos sin perder, aunque los tres últimos los saldó con empate, dos de ellos ante aspirantes a los play--off , Ponferradina (1--1) y Las Palmas (0--0). En este periodo ha conseguido diez puntos de 18 posibles, mientras que el Córdoba solo ha sumado seis.

Uno de los motivos por los que el Hércules está en descenso es su pobre rendimiento como local. Es el segundo peor de la

categoría, con 20 puntos, solo por encima del colista, el Xerez (14). Ha perdido siete partidos en el Rico Pérez y otros 5 conjuntos se llevaron el empate. Suma cinco triunfos.

Y precisamente una de las razones por las que el Córdoba no está más arriba es por su escaso bagaje a domicilio. Ha perdido en sus cuatro últimas salidas (Girona, Barcelona B, Castilla y Guadalajara) y solo ha obtenido 14 puntos lejos de El Arcángel.

Por lo tanto, ambos se enfrentan mañana a su asignatura pendiente. Una final para ambos, aunque más si cabe para los cordobesistas, que tienen la sexta plaza a ocho puntos. "Lo bueno es competir y jugar para lograr algo. Tenemos un objetivo y luchamos por eso", dijo ayer Esnáider, que no rehuyó la responsabilidad que entraña el choque. "El Hércules está obligado a ganar, como nosotros. Pero dependemos muchísismo de lo que hagamos".

Ambos clubs tienen una similitud, y es el ruido, más allá de lo meramente deportivo, que han originado en su entorno. Aunque el argentino no lo ve mal, con matices, claro. "Hay ruido, pero también es bueno que haya ruido; es peor pasar desapercibido o que nadie se fije en nosotros. Esto va a significar que si llegan los resultados, la gente va a estar y esto va a ser positivo, no me preocupa que haya ruido, lo que hay que hacer es transformar ese ruido negativo en positivo".

Para ello, el Córdoba deberá mejorar la imagen tan pobre que dio en las últimas cuatro salidas.