Su cuerpo está reconstruido varias veces. Sus piernas y brazos han acabado metidos entre los radios de las ruedas de más de un rival. Mamá Laura vivió momentos desconsolados cuando, en junio del 2008, Axel Pons estaba en la UVI del Institut Dexeus, de Barcelona, víctima de un accidente que le produjo la fractura de ambas tibias y peronés, la pelvis, el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, contusión pulmonar, laceración hepática y hemorragia interna. Y no fue ese el último accidente ni, por supuesto, el último intento. No, por descontado, esa heridas no le hicieron abandonar el sueño de ser campeón del mundo. No.

Axel Pons volvió a las carreras, pero jamás, jamás, dejó los estudios. El hijo mayor de Sito Pons, bicampeón del mundo de dos ymedio, se ha presentado en Sachsenring con el primero de sus títulos. Ganado en la Universidad, ganado en las aulas, ganado tras cuatro años de aprobar curso por año y licenciarse, en La Salle-Ramón Llull en Business Engineering, algo así como Tegnología de la Empresa.

Ni ese título ni ningún otro universitario existe en las tres parrillas del Mundial de motociclismo. Y no es una crítica, una aseveración: de los 96 pilotos que hoy iniciarán el GP de Alemania, no hay ninguno licenciado. Eso sí, hay dos policías (los italianos Michele Pirro y Simone Corsi) y un estudiante de Derecho, el checo Abraham.

"En la vida, cada uno tiene sus prioridades y la mía, además de correr, era sacarme este título porque, en el fondo, va a ser mi paracaídas cuando abandone los circuitos, gane o pierda, me corone o no campeón, gane o no dinero", explica Axel Pons. Ni que decir tiene que Axel es incapaz de ponerse en la mente de los demás colegas. "Yo solo sé que, si te lo propones, lo consigues". Y ahí es donde recuerda, con un punto de emoción, sí, que papá ha sido en eso "el gran motivador". Y la verdad es que esa primera motivación y empuje es lo que me ha permitido crecer y acabar la carrera".

Ni que decir tiene que Axel, que ha sido un ejemplo en casa para que su hermano Edgar, que participa en el Campeonato de España de Moto2, con 18 años, se anime a estudiar Diseño Industrial en Elisava mientras sigue intentando imitar a papá. "Aquí", comenta Sito, "nadie imita a nadie; ellos han querido ser pilotos y yo les ayudo aunque, eso sí, saben que en esta casa los estudios son sagrados". Tan sagrados como la constancia mostrada por Axel a lo largo de los últimos dos años. "Competir al más alto nivel y salir adelante en la Universidad, solo es posible si recibes la ayuda de todos. Y, cuando digo todos, hablo de la familia, el equipo, La Salle y los compañeros de aula que, de vez en cuando, me han tenido que pasar los apuntes de alguna que otra clase".

Por eso Axel, ahora que ya tiene su título colgado en casa, agradece efusivamente a sus profesores la comprensión recibida, la posibilidad de aplazar un examen o la entrega de un trabajo. Estudiar tiene una parte mala, sí, claro. "Evidentemente, mientras tus colegas de parrilla están entrenándose en Almeria con una CBR 600cc, tú estas en clase". Y otra positiva: "Desconectas de las carreras, lo cual es muy sano, y, además, te proporcionar la supervivencia para el futuro".

Y, además, te proporciona dos mundos muy diferentes. "En el circuito, a nadie le interesa lo que estudio; en la Universidad, todo el mundo me pregunta por las carreras". Es más, sus compañeros de pupitre le vienen a ver a Montmeló y la Universidad le becó el último año de carrera a cambio de que, en su casco, se pegase el logo de La Salle Barcelona. Y así lo hizo.