El duelo entre los partidarios de Piqué, que le aplaudieron desde el inicio del choque entre España y Luxemburgo, y sus detractores, que le pitaron en cada balón, fue constante desde el inicio hasta el final del partido en Las Gaunas.

Al margen del encuentro, como si otra clasificación se jugara en las gradas, el público dedicó muchos minutos a expresar su opinión sobre cómo tratar el defensa catalán.

Eso sí, cuando Piqué resolvió alguna jugada en el área española, ganaron los aplausos.

De hecho, al cuarto de hora de partido fue el defensa del Barcelona el que sacó del área un balón bombeado por los luxemburgueses, y se llevó la ovación de los aficionados.

Pero esos mismos aficionados quedaron "tapados" por los pitos cuando a Piqué le llegaron balones sin importancia, de esos que los defensas pasan rápidamente al centro del campo o a un compañero de línea.

Así transcurrió el primer tiempo, sin que el "señalado" se inmutase ante unos y otros, a la espera de que España abriese el marcador, algo que sucedió cerca del descanso, gracias a Santi Cazorla, para el que la ovación sí fue unánime.

En el segundo periodo, cuando España cambió de campo, Piqué pasó más inadvertido, aunque un sector del público, cada vez más pequeño, mantuvo su empeño por abuchear al jugador hasta el final.

No obstante, justo antes de acabar el partido fue mucho más sonora la petición de los aficionados para que Piqué rematara una falta en el área de Luxemburgo.